lunes, 31 de agosto de 2009

27. CUANDO ESTÁS DE MAL HUMOR

Se nos achaca a los hombres la dureza, el mal humor, nuestra tendencia a renegar, la impaciencia. La imputación es a todas luces injusta y discriminatoria. Hay por supuesto, tantas mujeres como hombres con tales dones o defectos. No obstante, hay una forma masculina, particularmente masculina, de desplegar la voz y los gestos en ese tipo de estados de ánimo, lo que nos hace parecer más feroces. Pero no te amilanes si se quejan de ti. Deja que los demás se den cuenta de que la fuerza de tu voz es también manifestación de la fuerza de tu espíritu, y que tú pones esa fuerza al servicio de la protección y cuidado del más débil, del que no se puede defender. Pero obviamente no te quedes atascado en las formas rudas de hablar y de gestear. Bríndate el permiso para ser fuerte sin renunciar a ser suave y accesible, y verás cómo esa voz gruesa y fuerte se va a sentir de todos modos, ya no como amenaza sino como calidez. Eso ayuda a hacer sentir seguros a nuestros hijos y a nuestras mujeres, les dará paz en lugar de miedo, y ellas aceptarán mejor nuestros momentos más fuertes, los disfrutarán. Palabra de hombre.

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