miércoles, 26 de agosto de 2009

24. CUANDO LAS FLORES CAEN

Recientemente, demasiadas personas cercanas, muy queridas, fallecieron. Nada las unía tal vez, excepto esa cercanía a mi corazón. Todas esas muertes parecían injustas. Uno era un sabio intelectual, dechado de bondad, incapaz de hacer daño a nadie. Otro era un niño muy querido para quién la vida fue desproporcionadamente difícil. Otro era un amigo fuerte, luchador, que murió sin explicación. Sólo un poeta japonés pudo explicarme lo que pasa,… con estas palabras: “Así, mi bella vida también tiene que terminar. Otra flor que caerá y se irá, flotando.” Y dice que a veces creemos ver una flor que regresa al árbol, pero no tardaremos en darnos cuenta que, en realidad, es una mariposa. Esas voces me calman. Palabra de hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario