domingo, 27 de septiembre de 2009

42. LA CURIOSIDAD DE LOS NIÑOS

Está bien que seas curioso como un niño, sin siquiera darte cuenta que lo eres. Esa hermosa frase que me repetía uno de mis maestros, Ron Kurtz, siempre alimenta el lado más esperanzador de mis días. Y en efecto, cuando estás al lado de un niño o niña, puedes dejar de lado la tentación de enseñarle siempre algo, y puedes dejarte llevar por su maravillosa curiosidad que los lleva a interesarse en todo, a maravillarse de las cosas más insignificantes, así como de las más importantes. Puedes volverte un niño curioso como él o ella, y preguntarte todo sobre tu experiencia del momento, como si fuera la primera vez que descubres la vida y cada uno de sus rincones. Tienes que dejar de lado tu supuesto saber y dejarte sorprender por lo que ocurre, sin ninguna idea previa, sin ningún supuesto conocimiento previo. En realidad ¿es que hay algún conocimiento que sea cierto de verdad? ¿Puedo estar absolutamente seguro de algo? Evidentemente no. Esa actitud de principiante, esa postura del aprendiz, es lo que conduce al niño que llevas adentro, a redescubrir el mundo, a verlo de una manera diferente, creativa, sacándote de tu rigidez y haciéndote sentir más cómodo con tus límites, ayudándote a aceptar saludablemente tu inocente ignorancia. Si te sitúas ahí, no mediará distancia alguna entre los niños más tiernos y tu corazón agradecido. Palabra de hombre.

41. EL COMFORT ANTE LA MUERTE

Hace un tiempo escuché cómo rezan las palabras de los budistas ante el cuerpo de alguien que ha fallecido. El que conduce la ceremonia, menta el nombre de quien ha fallecido, y dice “….has muerto”. Así, crudamente. Luego dice: “La muerte es real.” Luego de una pausa añade: “Todos vamos a morir.”, y luego de otro breve silencio, concluye diciendo: “No podemos hacer nada para evitarlo”.

Esas palabras me resultaron muy reconfortantes. Me brindaron mucha paz y alimentaron en mí la posibilidad de una suave aceptación de la muerte como nuestro grave destino común. Y he estado al borde de la muerte tres veces en mi vida, por razones ajenas a mi voluntad, por supuesto. Y las tres veces esa situación terrible me generó profundos e indescriptibles cambios en mi visión de la vida. Con los años he desarrollado un sentido de inmensa gratitud por la vida que tengo, con sus lados buenos y malos. Cuando me llegue el momento, mi fantasía sería tener suficiente consciencia como para decir “gracias” y poder dejarme ir, mientras cierre los ojos con una sonrisa. Palabra de hombre.

jueves, 24 de septiembre de 2009

35. LA EDUCACION DE LOS EDUCADORES SEXUALES

Los educadores encargados de la educación sexual son todos educadores heridos emocional y espiritualmente. Son personas que provienen de hogares donde existió una manera de crecer en la sexualidad, de acercarse a la misma y de recorrer los caminos propios del amor, bastante complejos y muchas veces disfuncionales, por lo que lo más probable es que sean, ellos mismos personas muy heridas en su sexualidad (entre muchas otras heridas, y como la mayoría de los humanos). Por lo tanto sus valores pueden haber crecido muy afectados por carencias y confusiones a nivel afectivo y cognitivo sobre lo que es una sexualidad plena. Podrían estar confundidos entre su universo personal y la prédica restrictiva de conductas supuestamente “buenas” que ellos mismos tienen dificultades para sostener (como todos, en mayor o menor medida), prédica que es tan solo el reflejo de lo que alguna vez y a modo de letanía les repitieron a ellos, y así sucesivamente, generación tras generación, con ciertos progresos tal vez, pero igualmente fragmentada. El riesgo es que al educar a los niños y niñas, se transmitan los anti-valores que vienen de los traumas y de las heridas del crecimiento de sus mentores. Por ello propongo que la capacitación de estos educadores y sobretodo de los formadores de los formadores, aporte experiencias reparadoras, nutricias, que, aunque no resuelvan todas las dificultades de estas personas a quienes les confiamos la educación sexual de nuestros hijos, al menos aporten herramientas y fuerzas para una contención sana de su sexualidad, sin lo cual esa educación no podría ser ética. Palabra de hombre.

40. APRENDIENDO A SER AMADO

Recién estoy aprendiendo a ser amado. Te sorprenderá esa frase. Creo desde hace tiempo que podía decir que sé amar, pero no sabía lo suficiente acerca de la ciencia y el arte de cómo ser amado. Eso va bastante más allá de la actitud pasiva de quien le resulta fácil tan aceptar ser amado. No hace mucho aprendí a separar y diferenciar "ser necesitado" de "ser amado". Bueno, eso fue complicado pero me dio una libertad inicial muy importante. Luego creo aprendí algo de la diferencia entre "ser criticado" y "no ser amado", ¡cosa difícil! Sobretodo cuando uno es el objeto de la crítica. Como creo que yo no critico a los demás, me resultaba difícil recibir la critica como algo natural... Aprendí también, poco a poco, que el desacuerdo no es sinónimo de desamor, que uno puede estar de acuerdo en estar en desacuerdo, y que es muy liberador el no tener que estar de acuerdo para sentirse bien,... ¡descubro así otra manera de celebrar las diferencias! Estuve aprendiendo igualmente que pueden molestarse conmigo y que no pasa nada, ya que entendí que tengo que frustrar, inevitablemente, a los demás, por una ley de la vida: ya que, obviamente, ¡no soy nada, pero nada, perfecto!! Por el contrario, estoy lleno de imperfecciones frustrantes para mi mismo, ¿¡cómo no frustrar a los demás!? Ahora creo tengo que aprender que me puedo molestar y que eso puede ser bueno, que sirve para poner límites y ayuda al otro u otra a centrarse, a contenerse, a suspender algo... Y me resulta difícil, porque tengo un alma fanáticamente contemporizadora... ¡cosa terrible! Bueno, pero tengo que seguir aprendiendo, ¡cosa difícil! Palabra de hombre.

39. CUANDO LOS HOMBRES CREEMOS PERDER TODO

Muchas veces, cuando se separa una pareja casada, los hombres dejan la casa, los hijos, sus bienes, y eso duele muchísimo. Obviamente, la separación es de su pareja y no de sus hijos, que seguirán siendo suyos, y la casa seguirá siendo patrimonio de ambos. Pero ¿cómo no sentir un agudo dolor de no pasar las mismas horas, tan escasas ya desde antes por el trabajo, al lado de sus hijos? ¿Cómo no sentir un duelo si pierde su hogar, sus cosas, sus espacios, sus bienes, su jardín, sus libros, sus cubiertos, sus sábanas, al menos en usufructo? ¿Cómo no sentirse desterrado y sólo? No estoy hablando de las causas de la separación, sino del dolor de la separación misma. Puede que la separación se deba a algún grave error del hombre. Puede que no. Pero cualquiera que sea la causa, la sociedad es muy cruel con el hombre en las separaciones, y peor con el amor del padre cuando de la unión, que alguna vez fue deseada, nacieron hijos. E inmenso es el sufrimiento de los hijos también, cuando ocurren esas separaciones y papá se va, no importan las razones. Porque papá sigue siendo papá, sea cual sea su error, y siempre dolorosa es su lejanía. Estoy hablando obviamente de las situaciones habituales, cuando no se han cometido delitos, y cuando el amor de pareja se acabó, pero no el amor de padre e hijo o hija. Palabra de hombre.

domingo, 20 de septiembre de 2009

38. LOS ENEMIGOS CERCANOS Y LEJANOS DE LAS EMOCIONES SUPERIORES

En el pensamiento budista, las cuatro emociones superiores son el amor bondadoso, la compasión, el gozo empático y la ecuanimidad. Los budistas nos dicen que estas cuatro emociones tienen un “enemigo lejano” y un “enemigo cercano”.
El amor bondadoso tiene como enemigo lejano el odio. Pero hay formas más sutiles de dañar el amor. Podemos ser demasiado buenos, tan pero tan amorosos, que terminamos sofocando con nuestra bondad a aquellas personas que son el objeto de nuestro amor, imponiéndoles un apego envolvente del que pueden tener dificultades para tomar distancia. Si nos aferramos así, posesivamente, a alguien o algo, dejamos de amar desde nuestro propio sitio, desde nuestros pantalones bien puestos, y drenamos vida y energía al supuesto objeto de nuestro amor.
La crueldad es el opuesto de la compasión, pero una forma más sutil de dañar la compasión es tener lástima de la persona frente a la cual creemos sentirnos compasivos.
El gozo empático es la capacidad para sentir alegría, bienestar, simplemente por el hecho de que alguien está feliz, en un estado de gozo. Es la capacidad para contagiarnos de su bienestar y disfrutar su disfrute. Cuando no podemos sentir el gozo por el bien ajeno estamos atrapados por la enfermedad de la envidia; pero una manera escondida, más “cercana” de dañar al gozo ajeno es la hipocresía.
Finalmente, la virtud de la ecuanimidad encuentra a su enemigo en la excitación constante y desordenada, pero su peor enemigo es la indiferencia basada en la despreocupación intencional.
Si lo que nos guía es el amor, no habrá problemas ni confusiones. Pero hay que tener claro que se trata del amor nuestro, sin esperar nada del otro, no el amor del otro, y no podemos hacer que dependa del amor del otro, ni su objeto es ser amado o necesitado por el otro. Ama, entonces, sin reservas, y cultivarás las emociones superiores, sin siquiera darte cuenta. Palabra de hombre.

37. LAS HISTORIAS VIOLENTAS

Muchas veces me pregunto porqué los varoncitos de hoy sienten tanto atractivo por los juegos violentos en Internet o por las películas tantas veces terriblemente sangrientas. Los vampiros, los luchadores implacables y sanguinarios, parecen fascinarlos y no lo entiendo. Pero un pensamiento me ayuda a entender. Me recuerdo a mi mismo que no se trata de algo tan nuevo. Los griegos crearon dioses feroces y elaboraron historias de terror en las que los héroes luchaban con monstruos terribles, poderosos dioses vengativos y fuerzas devastadoras de la naturaleza. En nuestros días se han hecho nuevamente famosas historias como El Señor de los Anillos escrita en los años 50, que fue llevada al cine con espeluznante realismo, la misma que gira alrededor de la lucha por no caer en la maldad a la que puede arrastrar el poder. Hasta la Caperucita roja lidia con animales asesinos. Es decir, no hay nada nuevo, sólo un cambio de forma y una pequeña evolución de los personajes. Tal vez las luchas de hoy con súper poderes y vampiros y superhéroes preparan a nuestros hijos para luchas entre el bien y el mal que hoy no podemos ni imaginar. La dopamina que liberan en estas luchas fantásticas, produce una sensación agradable, tan agradable que puede ser adictiva. Una sabia respuesta, creo, es la de sumarse a nuestros hijos para regular con nuestra participación aquello que ocurra, no para someternos. Eso nos permitirá escoger buena literatura de ese tipo, buenos juegos, sin sadismo, donde sea bellamente evidente el motivo sano de las conductas extremas en las que a veces tenemos que caer los humanos por el bien común y propio, en lugar de oponernos de manera intransigente a esos juegos y películas que reprobamos. Palabra de hombre.

jueves, 17 de septiembre de 2009

36. COMO TU HIJO SE HACE HOMBRE

Mucho antes de tener ni una sola palabra, sólo balbuceos, en su cabecita, tu hijo hombre se hace hombre, desde que te siente diferente a mamá, sin siquiera pensarlo. El siente otra energía cuando, con mucha seguridad, lo arrojas al aire, amoroso, confiado en tu fuerza y destreza. El siente otro tipo de presencia cuando escucha tu voz, gruesa, tan diferente ésta a la del cristal de la voz femenina de mamá. Siente otro tipo de mirada cuando tu sonrisa lo mira con el orgullo especial de su género. Otro es su placer con tus cariños rudos, con la fuerza de tus brazos al cargarlo, diferente a la seda de las manos de mamá o a la blandura de los brazos tiernos de una mujer. Otra es la forma como le cambias los pañales y cómo lo bañas. Ahí ya lo estás haciendo Hombre. Todo esto ocurre mucho antes de que comience a atisbar el misterio de ser niño y no niña, a nivel de su pensamiento, cuando finalmente vé que viste de manera diferente, que lleva nombre de hombre y no de mujer, que juega con juguetes de hombrecito y no de mujercita, cuando siente su energía, su tono muscular y corporal diferente y tu miras todo eso con orgullo. Todos lo nombran niño, y no niña, y esperan de él algo distinto. Esto no es un “conocimiento” en la forma conceptual. Es una vivencia que implica sensaciones y ocurre antes de descubrir en su pensamiento su anatomía masculina. Y cuando descubre su propio pene, eres tú en tanto hombre, y no su madre, quien le muestra, sin mediar palabras, toda la potencia de su genitalidad cuando él descubre, sin saberlo, que gracias a lo que se define con ese pene que tu llevas, tienes a una mujer como la mamá que él ama. Ya después vienen las etapas en las que él va a escuchar, miles de veces, qué significa ser hombre, cuales son los valores masculinos, qué clase de hombre quiere o debe ser, la ética masculina, y demás. Pero si no ha vivido bien esas etapas anteriores, de las que te acabo de hablar, mucho más difíciles le serán sus aprendizajes masculinos. Palabra de hombre.

lunes, 14 de septiembre de 2009

34. CUANDO BRINDAMOS LO MEJOR QUE TENEMOS A LA MUJER QUE AMAMOS.

Parece que las mujeres se sorprenden, o se ofenden, cuando el hombre que las ama las invita a hacer el amor cuando ellas están molestas o tristes. Pero ¿Qué podríamos ofrecer los hombres que sea más valioso, cuando ellas sufren? Brindamos lo mejor que tenemos: amarlas incondicionalmente, sin tener que comprender previamente qué es lo que les ocurre, ni pretender ilusamente tener una solución a su malestar que tal vez no existe. ¿Sería mejor ponernos a hablar solamente, o invitarla a hablar acerca de lo que ella ya sabe y que viene repitiéndose a si misma en la cabeza, una y otra vez sin encontrar salida? ¿O enfurecernos o entristecernos también? ¿No es verdad que, en última instancia, lo más importante, lo único que realmente necesitamos en la vida es amar y ser amados? Cuando un bebe llora, la madre le brinda inmediatamente su seno, su ternura, su calor, sin dudarlo, le brinda lo mejor que tiene, lo más valioso. No espera hablar con el pediatra ni, obviamente, con el bebe. ¿Por qué habríamos de actuar de manera diferente los hombres con la mujer que amamos cuando ella sufre? ¿Por que es una mujer adulta que sabe hablar y el bebe no? ¿Acaso existe alguna palabra que sea más poderosa que un abrazo, que una caricia, que el deseo, para aliviar el dolor más profundo? ¡Brinda amorosamente tu deseo a la mujer que amas cuando sientas que el dolor la embarga, o cuando esté molesta, incluso si está molesta contigo! Seguramente no te va a entender, y no te sorprenda que se moleste. Seguro. Pero algo pasará dentro de ella y algo en ella se sentirá emocionalmente nutrido, sin tener que darse cuenta de lo que ocurrió: sentirá la evidencia de que la amas y que la deseas, sabrá que su existencia y su bienestar es muy importante para ti, y que, a pesar de todas las dificultades del camino, vale la pena seguir viviendo y amando. Palabra de hombre.

33. LA EDUCACION SEXUAL DE ADOLESCENTES.

Los adolescentes necesitan toda la riqueza de los valores para un desarrollo pleno y oportuno de su sexualidad. El amor, la amistad, la colaboración, el reconocimiento y respeto por el otro, la comunicación, el compromiso, y muchos otro, son valores vitales para una vida plena. Sólo así podrán aprender a construir vínculos sanos y satisfactorios con sus semejantes. Cuando lleguen a la madurez, tienen derecho a vivir una sexualidad sana y feliz, libre de temores y de perversiones. La educación sexual no ha dado a esta perspectiva el peso que amerita, lo que le ha creado serios problemas. Ha puesto énfasis en los temores y peligros y no en la construcción de espacios felices. Abundan las advertencias sobre las enfermedades y embarazos prematuros y sobre la contracepción.

Muchos padres de familia resienten y se resisten esa educación sexual a la que culpan más bien del aumento de una actividad sexual prematura de sus hijos. Y no dejan de tener algo razón. No sembremos más temor en nuestros hijos y ayudémosles a encontrar los espacios buenos del amor, y así vamos a ayudarlos a construir un mundo para ellos mejor que el que tenemos nosotros. Palabra de hombre.

viernes, 11 de septiembre de 2009

32. CUANDO TODO SE VE MUY OSCURO

A veces nos sorprendemos a nosotros mismos sintiendo que ya no hay esperanza. Todo lo vemos como sumido en una noche interminable y nuestra hombría nos parece profundamente cuestionada. Y nos quejamos de una u otra persona en nuestra vida a quien le hemos atribuido un inmenso poder para hacernos infelices, un poder realmente alucinante,… pero de verdad irreal. Esa persona suele ser alguien muy cercano, como un padre, una madre, un hermano o nuestra pareja. A esta persona muy cercana le echamos la culpa de nuestro malestar, le atribuimos la razón de nuestra desesperanza, como si no hubiera ningún otro culpable de lo que ocurre. Mucho bien nos haría en esos momentos si tomáramos consciencia de que somos nosotros mismos quienes trajimos esa noche a nuestra vida, si reconociéramos que nosotros somos también responsables y no víctimas pasivas en la mayor parte de los casos. Como decía el sabio poeta, Rabindranath Tagore: "Si por doquiera que vayas no haces sino proyectar tu propia sombra, es porque hay alguna luz interior que no has encendido todavía". No te quedes culpando a otros de lo que te ocurre. Lo más probable es que ellos no hicieron sino lo único que sabían hacer, tal vez con la mejor intención, y si bien son responsables de lo que hicieron, tu respuesta, la tuya, es tu responsabilidad, sólo tuya, y sólo de ti depende lo que hagas o sientas. Palabra de hombre.

31. LA NO-VIOLENCIA

Los hombres tenemos una responsabilidad especial en el tema de la violencia. Se asocia masculinidad con violencia, como si fueran hermanas gemelas. Y no deja de haber algo de cierto en ello, pero hay que aclarar las cosas y diferenciar bien. Hay violencia en la cultura masculina desde tiempos ancestrales, pero las fronteras entre la violencia destructiva y la fuerza puesta al servicio de la protección de la vida pueden perderse con facilidad. Soy acérrimo defensor de la no-violencia, pero es difícil cuidar ese principio que nos brindara, en su más alto nivel, Mahatma Ghandhi. A los hombres nos corresponde una responsabilidad especial en la construcción del camino de la no-violencia. En cada acto de nuestras vidas tenemos que encontrar la manera de resolver los problemas sin el uso abusivo de la fuerza, y sin que se sienta jamás una ausencia de protección de nuestros seres queridos, de aquellos que no se pueden defender. Los alardes de violencia que caracterizan a las “barras bravas”, o a las “pandillas”, o el lado más oscuro del machismo que somete a la mujer por el miedo, tienen que ser desenmascarados como la antítesis de la masculinidad, como una deshonra para la virilidad porque difícilmente puede esconder la cobardía de su esencia, que no es otra cosa que el abuso, es decir, el uso anormal de la fuerza. Y hay formas muy sutiles de violencia, diferentes, nada obvias. Un simple comentario o interpretación de un acto, o rasgo, de otra persona puede ser muy violento, como el señalar constantemente los errores o defectos de los demás, o el estar sugiriendo todo el tiempo lo que “debe de hacerse” desde una posición de superioridad o falsa autoridad, o, contrariamente, el hacer caso omiso del malestar que uno genera en los demás por conductas aparentemente inocuas, son formas violentas de relacionarse, activas las primeras, pasivas las segundas, que los hombres tenemos que revisar y cuestionar radicalmente en nuestro accionar cotidiano, para cultivar la no-violencia. Palabra de hombre.

domingo, 6 de septiembre de 2009

30. SABER ESCUCHAR LOS MENSAJES OCULTOS

Cuando alguien nos cuenta algo de sí mismo, dice mucho más de lo que su historia pareciera decir. Ron Kurtz nos dice que una cosa es escuchar la historia que cuenta una persona, otra es escuchar qué es lo que esa persona nos dice acerca de sí misma cuando la cuenta. Sus gestos, las sutiles variaciones de su tono de voz, sus movimientos involuntarios, son comentarios espontáneos a su propia historia que ni la misma persona que las cuenta es consciente de de que los está haciendo. Si prestas verdadera atención a tu pareja, o a tus hijos, cuando te cuentan algo importante de sus vidas, y no te limitas a escuchar sólo lo que parecieran querer decir, te sorprenderán muchos mensajes valiosísimos que podrían pasar desapercibidos. Por ejemplo, tu esposa podría decirte que es muy, muy feliz y que se siente tan satisfecha de todo, pero una sutil fragilidad de su voz, o una mirada instantánea, podrían decirte lo contrario, o tal vez revelar una preocupación profunda o una frustración secreta, de la que te quiere proteger, a un costo excesivo para ella que no quiere medir. No dejes que esos mensajes se pierdan. Reconoce el mensaje escondido y, si es oportuno, nómbralo, diciendo, tal vez, “…amor, me pareció escuchar un otro mensaje, oculto, diferente, en tu tono de voz, en tu mirada, detrás de tus palabras, que me dice algo distinto a lo que me dicen tus palabras… ¿me equivoco?” y, si el momento es oportuno, ella, repuesta de su sorpresa al verse descubierta, podría compartirlo contigo para bien de ambos. Palabra de hombre.

29. LAS COSAS QUE HAY QUE CAMBIAR

Hace ya un tiempo que acepté que – tal como dice Anaïs Nin - yo no veo las cosas como son, realmente; las veo como yo soy. Hace ya un tiempo algún abuelito sabio nos dijo: “todo depende del color del cristal con que lo mires”... Es decir, tengo que aceptar que lo que yo veo en la realidad, está siempre teñido de supuestos míos, de preconceptos míos, de ideas sólo parcialmente ciertas. Es por lo mismo muy importante que, junto con otros hombres, aprendamos a elucidar qué es la “realidad” de la masculinidad. Juntos aprendamos a develar, al menos en parte, la falsa realidad que percibe la mayoría de mujeres cuando dicen: “los hombres son así”, con resignación. También es importante darse cuenta de que nosotros nunca vamos a ver a las mujeres “como ellas son”, sino “como nosotros somos”, lo que implica no sólo sesgos, sino la inevitabilidad de las dificultades de la comunicación. Este no es una invocación pesimista, sino un llamado a enfrentar las dificultades con fuerza y realismo. Los comentarios resignados que dicen: “es así”, “así son las cosas”, “hay que aceptarlo”, terminan reduciéndonos a reacciones espontáneas de fastidio frente a supuestas “limitaciones que hay que aceptar”. Esos comentarios no nos dan el espacio para respuestas responsables, conscientemente asumidas, que se hagan cargo de la comunicación compleja que a veces necesita del conflicto, del buen conflicto sincero. No temas entonces las situaciones en las que tienes que ventilar con tu pareja, tu manera de ver la vida, en cualquiera de sus detalles, partiendo de reconocer que la comunicación real y profunda entre los géneros es difícil, pero no imposible y que es sumamente importante. Palabra de hombre.