lunes, 15 de junio de 2009

13. ES BUENO ESTAR SOLO


Es bueno estar solo, a veces. Nuestro instinto masculino nos lleva a buscar esa soledad cuando menos nos lo imaginamos. Otras veces la soledad no es de nuestra propia elección, sino que puede venir del hecho de estar sin pareja, o sin hijos, o de haber perdido a nuestros padres o de estar lejos de ellos y de todos. Pero si tratamos de borrar o huir de nuestra soledad, terminamos buscando falsas compañías, Te invito a disfrutar de esa soledad. Puedes encontrar en ella mucha alegría, mucho espacio para hacer cosas que los demás no te dejan hacer cuando estás cerca de ellos. Disfrútala incluso si es que aparece con ella la tristeza. Puede ser muy importante que escuches a esa tristeza, como si fuera tu mejor amiga, una amiga especial que te ayuda a identificar tus vacíos, tus carencias, tus ausencias, tus añoranzas. Y también como una amiga que te recuerda tus cualidades como hombre, tu fuerza, tus alegrías, tu particular manera de ver y cuidar el mundo en que vivimos. Palabra de hombre.

12. MIRA A TU HIJA

A veces, cuando miras a tu hija adolescente, descubres que ya es una mujer, y ya dejó de ser una niña. Te embargan sentimientos contradictorios. Ya no la puedes mirar como niña. Por un lado te alegras de verla tan bella y atractiva, pero por otro lado te asusta un poco descubrir que va a ser vista como mujer por otros hombres. Deja de lado tus temores. A ti te toca darte permiso para mirarla como hombre, pero como un hombre que es su papá,… sin dejar de ser hombre. En tu mirada, si tú te lo permites, si tu sostienes tu mirada por unas fracciones de segundo más, ella puede descubrir sutilmente un mensaje sin palabras que le dice lo atractiva que es, que aprueba esa sutil coquetería en ella, sin invadirla, sin avergonzarla, sin que se dé cuenta siquiera, respetando amorosamente su pudor. Ella sin saberlo ha invocado tu virilidad de padre. Ella puede ser tocada así, como mujer, en su más íntima imagen de sí misma, por el Hombre a través de su papá… sin dejar de ser hombre. Eso despertará en ella sin que medien palabras, - y la más de las veces sin darse cuenta - una profunda seguridad sobre su feminidad. Algo que mamá no le puede dar, por más buena mamá que sea, simplemente por el hecho de que mamá no es un hombre. Cuando le toque a tu hija descubrir la mirada de algún hombre que le guste, ella recordará, sin pensarlo, sin saberlo, esa mirada de papá y, bueno…, las miradas se encontrarán y se encontrarán bien. Palabra de hombre.

11. EL HOMBRE NO ES FEO

Dile a tu hijo lo hermoso que se ve como hombre. Para las mujeres es más fácil decir a sus hijas que están muy guapas. Para nosotros no. Pero creo que eso no nos ayuda a los hombres. En realidad, cuando ves a tu hijo varón, que perfila su hombría desde pequeño, no me digas que no sientes orgullo como padre. Es evidente. Y seguro que sonríes satisfecho de tu obra. ¿Porqué no decírselo entonces? Sin duda, y de manera inconsciente, el día de mañana cuando una chica lo mire, él se sentirá seguro, no se amilanará y devolverá la mirada, y una sonrisa. Cuando se mire en el espejo, no estará renegando de “lo feo que es”, ni consolándose con la frase típica de las mamás de antaño a sus hijos cuando les decían: “el hombre es como el oso, cuanto más feo, más hermoso”. No, no es así. Es cierto que los hombres tenemos una manera de relacionarnos con nuestro físico muy diferente a la de las mujeres. Sobretodo, no necesitamos para nada el hacer gala de nuestros atributos físicos. Pero tampoco tenemos que sentirnos por definición feos. ¡Y la mirada de papá puede ayudar tanto! Palabra de hombre.