EL UMBRAL
FRENTE A LA “SINGULARIDAD” DE LA INTELIGENCIA HUMANA
Sergio Barrio Tarnawiecki
Estamos sin lugar a dudas frente a un proceso sin
precedentes en la historia de la humanidad. Se trata del proceso de cambio
tecnológico-científico caracterizado por la inmensa dificultad para poder
entender, ni siquiera suponer o imaginar, lo que va a ocurrir con el género
humano en un futuro muy cercano, de acá a sólo unos 30 a 40 años. Ya no se
trata de ciencia ficción sino de una realidad inminente inimaginable. Veamos
algunas de las razones, o veamos algunos hechos, que nos permitan atisbar este
horizonte portentosamente inimaginable:
·
Los sistemas de intercomunicación
entre personas crece exponencialmente en su capacidad y se desarrolla
vertiginosamente, y lo mismo ocurre en el sistema de intercomunicación mundial
entre cosas y máquinas.
·
Los sistemas de transporte se vuelven
cada vez más eficientes y van dejando atrás la necesidad del control humano,
apareciendo ya la posibilidad efectiva de sistemas de transporte aéreo, naval y
terrestre totalmente automático.
·
La fabricación de objetos de
cualquier naturaleza se puede dar ya de manera automática, desde los
nano-objetos, nano-robots, hasta máquinas, y materiales nuevos que pueden ser
construidos a diseño, sin problemas de escala, de materiales, de procesos de
manufactura, o ensamblado, ni de acabado, ni traslado, ni empaque.
·
La producción de bienes y servicios
se da cada vez más por intervención de robots y de robots que fabrican robots,
diseñados por sistemas que se diseñan y mejoran a sí mismos.
·
Por otro lado, ya desde hace un
tiempo, hemos logrado crear vida artificial y se está trabajando
sistemáticamente en esa tecnología.
·
La llamada Inteligencia Artificial
(AI) se desarrolla vertiginosamente, y ya existen sistemas inteligentes que se
mejoran a sí mismos, lo que resulta en un crecimiento exponencial asintótico
hacia el infinito, es decir, realmente sin límites, y que ya han superado en
muchos aspectos a la inteligencia humana y la van a superar.
·
De acá a máximo 20 años habremos
logrado hacer una “ingeniería inversa” completa del cerebro humano. Es decir,
podremos reproducir hasta el más mínimo detalle la estructura y el
funcionamiento del cerebro humano, eventualmente hasta el punto de poder
construirlo.
El conjunto de cambios como los que he nombrado (son
muchísimos más), tienen un efecto sinérgico poderosísimo, hasta el punto de que
nos resulta difícil y en realidad imposible prever o imaginar qué es lo que va
a ocurrir en sólo algunas décadas.
De ahí el símil con el fenómeno de los llamados
“agujeros negros” del cosmos. Sabemos que nada puede salir de un agujero negro
porque ahí la gravedad es infinita y la masa es infinitamente creciente, el
volumen es cero y las leyes de la física cambian radicalmente en su operación. No sale información alguna de un agujero
negro. Sólo sabemos algo de lo que puede estar ocurriendo adentro en la medida
en que vemos qué ocurre con las sub-partículas
en las que se desdobla la materia que es atraída irresistiblemente al
centro del agujero negro. A cierta distancia del agujero negro las partículas
que son arrastradas a su centro son atraídas con tal fuerza que se desintegran
en sub-partículas y estas caen o se alejan, polarizadas y son repelidas en
dirección opuesta al centro del agujero negro o formando haces energéticos de
rayos gamma y similares a lo largo de un eje del plano de rotación de las
partículas que caen. Lo que ocurre adentro es lo que se llama “singularidad
gravitacional”.
El agujero negro es la metáfora para hacer referencia
a la dificultad absoluta para poder entender e imaginar qué es lo que va a
ocurrir más allá del “horizonte de eventos” hacia la “singularidad” de la
inteligencia humana, entre los años 2020 y 2045. No sabemos qué es lo que va a
ocurrir, sólo podemos intuirlo en base a lo que está pasando ahora con
nosotros, en la medida en que estamos cayendo en ese agujero negro del salto a
la superinteligencia.
Esto nos obliga a reflexionar sobre aquello que
llamamos "inteligencia". Si la concebimos como una capacidad para
crear nociones abstractas y asociarlas a juicios y raciocinios",
llegaremos a conclusiones muy diferentes que si la concebimos como un fenómeno
de la naturaleza que INTEGRA sentimientos, valores, con reflexiones, memoria,
sensorialidad, espiritualidad (trascendencia), y mil aspectos más. A la David
Bohm (en uno de sus preciosos libros: no recuerdo si en "On Dialogue"
o en "The Implicate Order"), deberíamos usar un verbo en lugar de un
sustantivo: "inteligenciar", o "inteligentativo"). Este
proceso "inteligenciante" o "inteligenciativo", está guiado
por un espíritu, el espíritu humano (no me refiero obviamente al alma
extracorpórea de otra vida), el mismo que construye ideas, imágenes,
reflexiones, asociaciones, intuiciones, decisiones, consciencia plena, etc.,
relacionadas entre sí a través de emociones, sentimientos, los mismos que viven
en seres sintientes como nosotros, con una capacidad perceptual y con el don de
poder amar.... y odiar, etc., para estar y entender al mundo, sobrevivir en él.
Este proceso se construye en el ser humano y es un
proceso que evoluciona... ¿Porqué habríamos de temer a un proceso integenciante
o inteligenciativo de esa naturaleza? El temor reside en que el proceso
necesita de un direccionamiento ético, pero no podemos saber qué es lo que tenemos
que direccionar..
Evidentemente el ser humano puede hacer las cosas más
terribles, tanto como las cosas más sublimes.... y evoluciona en ambas
direcciones a la vez... Pero sospecho que el "inteligenciar" más
poderoso es el INTEGRATIVO, es decir el que integra todos los aspectos que he
mencionado, desde la percepción inteligente hasta la inteligencia espiritual, y
no el DISOCIATIVO que los separa y contrapone. Lo que INTEGRA es más poderoso
que lo que FRAGMENTA. ¿Es posible entonces una guía ética, un proceso
"eticativo" (para usar nuevamente el verbo en lugar del sustantivo),
un espacio para la construcción de un sentido y un destino cotidianamente
recreado en medio de este proceso inconcebible?.... ¿O estoy cayendo en un
“wishfull thinking°?)
No podemos estar fuera ni lejos de estos procesos
tecnológicos que conducen a este “horizonte de eventos"... Sólo estando
muy cerca de podremos avizorar qué hay del otro lado.... el de “gravedad
infinita, sin tiempo y de volumen cero de la singularidad” como metáfora de la
“superinteligencia” humana al que vamos... y sólo así podemos encontrar las
conexiones posibles con ese futuro inevitable e inminente, algo así como las
“supercuerdas” que nos conecten y nos permitan definir qué es lo que ahí
queremos que ocurra... y no dejarnos caer ciegamente arrastrados por la
“supergravedad” de los procesos tecnológicos.