miércoles, 21 de octubre de 2009

47. UN MENSAJE A LA MUJER

Te brindo estas palabras a ti, mujer, madre y esposa amante. Hay un espacio en el corazón de tus hijos donde tiene que entrar el padre, tu pareja, tu esposo. No tienes ni debes temer lo que él necesita y debe sembrar ahí. Sé que puedes sentirte aprehensiva (razones no te faltan). al sentir que su energía viril es fuerte, a veces muy fuerte, y muy distinta a la tuya. No por eso su presencia vital es menos amorosa que tus dulces y protectores brazos. Puedes confiar y no interferir, porque si no lo permites, a tus hijos e hijas les faltará algo sumamente importante: un Padre. Porque padre no es solamente aquel que rindió su néctar enamorado en tu vientre tibio. Padre es también el que sabe decir “si” y “no” a sus hijos, el que sabe dictar la Ley y a la vez enseña cómo y cuando puede ser transgredida, el que hace sentir seguros a tus hijos, el que puede mostrar a tu hijo hombre cómo hacer para conquistar a una mujer deseable como tú, y a tu hija mujer hacerle ver cómo es el hombre que merece ser amado. Padre es aquel que en todos los momentos de la vida de tus hijos e hijas sabe transmitirle los valores de los hombres, sabe transmitirles el valor y la importancia de sus cualidades masculinas. Tú nunca podrás entender totalmente la manera cómo ese padre siente y piensa ni cómo lo transmite a tus hijos, porque no eres hombre. Pero puedes confiar y no cerrar las puertas a ese Padre y a su Ley. Palabra de hombre.

jueves, 8 de octubre de 2009

46. EL SEXO EN EL CEREBRO

El primer y más importante órgano sexual es el cerebro, eso lo sabemos todos ahora. Pero ¿sabes qué es lo que se moviliza en el cerebro en las primeras dos décimas de segundo, del despertar del deseo sexual? Contrariamente a lo que podríamos imaginar, lo primero que se activa está en las partes del cerebro ligadas a las formas más sofisticadas de pensamiento, no en las más primarias. Las partes del cerebro asociadas a la autoconsciencia corporal y a la comprensión del pensamiento e intenciones de otras personas son las primeras en encenderse. Después se activan las partes del cerebro ligadas a las emociones fuertes, y se activa la memoria, consciencia que instruye a nuestros órganos de la percepción a volverse más sensibles, lo que a su vez activa más aún nuestro cuerpo emocional y hormonal. Primero es el pensamiento más sofisticado, luego las pasiones. ¿Qué te parece? Y en eso, somos idénticos a las mujeres. Palabra de hombre.

45. LA FELICIDAD NO VIENE SOLA

La felicidad no viene sola - nos dice el Dalai Lama -, es el resultado de tus acciones. Efectivamente, la felicidad la construimos, no es un don gratuito de la vida. Frente a cada situación que la vida te brinda hay un desafío: o decides recibirla con miedo, con dudas, con reservas, con desconfianza, o la recibes como viene, aceptándola y descifrando qué hacer para convertirla en algo bueno para todos y para ti mismo, evitando los conflictos y sufrimientos innecesarios y construyendo el bienestar. De ti depende. Por eso la felicidad necesita de tu lucha cotidiana, de tus esfuerzos y no admite el descuido, la dejadez. La verdadera felicidad no viene de la flojera, del desinterés en la vida, de la desidia, del acomodo ocioso a los límites, aparentes o reales, que se presentan siempre. Los hombres tenemos una responsabilidad particular frente a esta construcción de la felicidad. Nos toca una función muy especial: transmitir a nuestros hijos e hijas un mensaje de seguridad y confianza que equilibre la natural protección, a veces muy ansiosa, que le brindan sus madres. Cuando nuestros hijos tienen una pequeña herida les decimos, al tiempo que los lavamos y curamos, que no es nada, que va a pasar pronto, que sigan jugando, sabiendo nosotros que sus heriditas son sólo señal de que han jugado en libertad y sin miedos. Habrán aprendido así, una pequeña lección de cómo se construye la felicidad,… sin siquiera darse cuenta. Palabra de hombre.

domingo, 4 de octubre de 2009

44. EL MIEDO Y EL CORAGE

Que tengas miedo no significa que seas poco hombre. Cobardes son los que niegan el miedo. Los más grandes y más nobles maestros de la guerra dicen siempre que los cobardes no son los que tienen miedo, si no los que lo desconocen. El miedo es una emoción natural que surge para advertirnos de algo, para protegernos de algo, para informarnos acerca de algo que debemos tomar en cuenta para estar más seguros. Si no pudiéramos tener miedo habríamos desaparecido como especie. En lugar de aplastar ese miedo, lo que debemos hacer es escucharlo, atentamente, como a un buen amigo. No siempre significa que haya un peligro real oculto o flagrante. Puede ser simplemente que hay un recuerdo inconsciente asociado a un miedo sorpresivo que ha sido activado por algo tal vez también desconocido u olvidado. Cuando aparece el miedo, pregúntate desde tu lado más viril, qué es lo que te daría más seguridad; y espera, calmado, una respuesta espontánea, libre, no manipulada por ti, dejando que el miedo mismo te hable. Y, sobretodo, no le tengas miedo al miedo, porque, si le temes, vas a huir y refugiarte tal vez sin motivo, te vas a cegar, y no lo vas a escuchar. Peor si entras en pánico, que no es otra cosa que el miedo más inconsciente, desbordado. Apenas percibas los primeros atisbos de un miedo extraño, sorpresivo, aparentemente injustificado, recíbelos, atento y respetuoso, en silencio, calmado, pero dispuesto a oír algo inesperado. Y su mensaje sabio y exigente te llegará como un poderoso imperativo. Esa es la fuente del coraje masculino. Palabra de hombre.

sábado, 3 de octubre de 2009

43. EL MIEDO A ESTAR SOLO

Puede ser que la soledad aparezca con un rostro poco amable para los hombres. Puede ser que elija a veces mostrarnos un lado feo de la vida, recordándonos los momentos en que no parecíamos encontrar una pareja, o, peor, cuando en nuestras vísceras y en cada una de nuestras células se reaviva la memoria de cuando mamá no estaba, o cuando papá no llegaba. Pero con los años vas a ir tomando consciencia de que en realidad estás solo. Que nadie puede jamás sentir exactamente lo que tú sientes debajo de tu piel, que nadie puede realmente saber qué es lo que abriga tu pensamiento, que nadie está nítidamente cerca de tus recuerdos y de tus sueños, y que nadie podrá estar exactamente en el lugar de tu partida final. No es que nadie te quiera ni que no quieran estar ahí los que te aman, cerca de ti, si no que no lo pueden estar, no se puede estar ahí. La soledad es inevitable. Y eso te duele a ti pero también a ellos, a todos. No obstante, hay algo de maravilloso en todo esto. Cuando estás solo, tú si puedes estar contigo mismo en esos niveles sorprendentes de intimidad. Cuando estás solo te puedes permitir alejarte de todo lo que interfiera con la consciencia de la increíble experiencia de la vida y redescubrirla, una vez más, bella, portentosamente bella, sin poder entenderla ni poseerla totalmente. Por eso la soledad puede ser tu más dulce elección, tu más dulce alternativa. La mujer de tu vida es el símbolo de esa elección de la soledad. Nunca la entenderás pero la amarás igual, asombrado,.. fascinado. Palabra de hombre.