miércoles, 19 de agosto de 2009

20. MI CREDO

Creo en el camino de amor, sobretodo el del amor entre el hombre y la mujer que todo lo crea. Creo en la unión de la carne y del espíritu. Creo en la tolerancia frente a las diferencias. Creo en la aceptación del otro. Creo en el placer y en el sufrimiento cuando son necesarios o inevitables. Creo en la búsqueda, en la inquietud de los corazones curiosos y sencillos. Creo en el pensamiento guiado por el sentimiento. Creo en la verdad de la experiencia viviente, en la vida viviente, y sentida, sin negar la importancia de la herencia escrita, pintada, cantada, dibujada, esculpida, pensada, contada, imaginada, antes de mí, por otros seres, diferente a mi experiencia, o lejos de ésta. Creo en la santidad del espíritu y de la carne cuando los cuerpos se encuentran con la necesidad de amar, de proteger al que necesita protección, o cuando el cristal del alma se encuentra en peligro de quebrarse y necesita incondicionalmente la presencia amorosa de otra alma herida. Creo en el Padre y la Madre cuyos brazos siempre están dispuestos a escudar y dar calor a quien ellos crearon con su amor y deseo. Creo en la palabra que sale de los labios que besan, que comen, que se dan cuenta que tocan el alma del otro o de la otra, porque viene de un corazón consciente de sí mismo también. Creo en las manos que tocan la piel del otro como si siempre fuera la piel de un niño o de una niña, sin olvidar que a veces podrían tocar el deseo, o el miedo, o la furia, o la duda, de una persona adulta. Creo en la inmensidad del silencio y del espacio. Creo en ti. Palabra de hombre.

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