martes, 13 de octubre de 2015

EL AMOR DE PAREJA


 
CUIDANDO Y CULTIVANDO TU RELACION DE PAREJA

 

Este es un taller vivencial en el que daremos vida, a través de ejercicios prácticos y sencillos, a algunos temas importantes en la relación de pareja y así abrir espacios nuevos de libertad, flexibilidad y disfrute a la relación.

Este taller busca ayudarnos a estudiar algunas conductas espontáneas, inconscientes, automáticas y reactivas que muchas veces afectan nuestra relación de pareja y que vienen de condicionantes aprendidos en nuestra infancia o adolescencia o de experiencias amorosas previas que no terminaron bien. El estudio calmado y no juzgante de estos condicionantes se hace con el ánimo de remplazarlos por  respuestas más reflexivas, más deliberadas, más conscientes, más intencionales. Son experiencias para las cuales nos prepararemos con una apertura del corazón, con la aceptación de nuestra sensibilidad, y con una adecuada protección de nuestra vulnerabilidad. Si lo sintetizáramos en pocas palabras el objetivo sería el cultivar y cuidar una actitud amorosa adulta y sanadora hacia nuestra pareja.

NO HAY PAREJAS SIN PROBLEMAS

Estamos organizando un taller para parejas. Pueden ser parejas de esposos, novios, enamorados, amigos que “están en algo” o simplemente amigos que se aprecian y quieren aprender algo de este mundo de la pareja.

 

Muchas veces hemos dicho o escuchado decir que no hay pareja sin problemas. Y es muy cierto. Dos personas de géneros y edades diferentes, de ciudades y culturas diferentes, de familias diferentes, de experiencias e historias diferentes, etc., ¿cómo no habrían de haber problemas en su relación? Los hay, y no hay que temerles. Los problemas de pareja siempre están signados por lo que cada pareja trae consigo, su “mochila” de su mundo personal, de su infancia, de su adolescencia, sobretodo del modo cómo aprendió a amar en casa, con papá y mamá, o con quienes hicieron las veces de papá y mamá. La pareja une dos mundos muy diferentes La forma como aprendimos a amar, de  se re-edita y se re-crea en la vida adulta. Cada uno trae al mundo íntimo, un aprendizaje, sobre una manera de amar… y lo lleva a la pareja. En el taller vamos a trabajar sobre esas dificultades a través de experiencias reales y simuladas. Serán experiencias vivenciales que nos permitirán detectar algunos de esos condicionantes y aprender cuál es el aporte a los problemas que surgen, así como las soluciones que se encuentran, gracias a esa misma historia.

 

domingo, 1 de febrero de 2015

REFLEXIONES SOBRE LA MASCULINIDAD

  
Sergio Barrio Tarnawiecki
Lima, 6 de Abril de 1993
"Este no es un libro.
Quien lo toca está 
tocando a un hombre"
Walt Whitman (15)

 

 

RESUMEN

 

Las reflexiones que siguen pretenden iniciar una discusión sobre la masculinidad hoy. La iniciaremos con una descripción somática, para pasar a describir el estado emocional y psíquico del hombre actual, su pérdida de imagen, la depresión que vive. Examinaremos brevemente que condicionantes psicobiogenéticos pueden estar detrás de la tendencia del hombre a negar sus sentimientos o a disociarse de ellos. Pero para explicar la crisis de la masculinidad recurriremos a un examen de las condiciones sociales y económicas generales y específicas de nuestra época. Luego veremos cómo esta crisis abre oportunidades en la medida en que se trata de una crisis general de una sociedad basada en las formas autoritarias del Pater Familiae en al empresa y en el hogar. Estas formas están siendo actualmente cuestionadas por las nuevas tecnologías de producción y de organización, por lo que se abre una nueva posibilidad: la alianza de los principios masculinos y femeninos. No sé resolver  la escisión, sin embargo, si no es a través de un esfuerzo consciente por arraigarnos mejor en nuestro cuerpo, en nuestra sexualidad y en el amor.

 

 

 

¿CÓMO TOCAR EL TEMA?

 

 

Quiero comenzar a tratar el tema como quién observa y toca el cuerpo de un paciente hombre en una sesión de terapia psico-corporal.

 

Lo primero que puedo observar es que mi paciente casi no respira. Esto es un síntoma preocupante, puesto que la intensidad de su respiración es una indicación de su vitalidad. Tal vez respira sumiendo el vientre al inhalar y expandiéndolo al exhalar, en forma paradójica, haciendo surgir la pregunta de porqué no se deja expandir libremente todo el cuerpo al inhalar y porque no se deja relajar todo el cuerpo al exhalar. Tal vez respira sólo a nivel del tórax, manteniendo su vientre sumido, lo que reflejaría la necesidad de controlar las sensaciones viscerales de miedo o inseguridad (no en vano a los soldados se les entrena a meter el vientre y sacar el pecho). Tal vez piensa que no mueve el vientre porque no quiere parecer gordo, pero por debajo de esa apariencia muy probablemente está ese viejo mandato a los guerreros. Tal vez su tórax encuentra sólo poco a poco, espasmódicamente, el espacio que necesita para aceptar un poco más de aire, lo que nos haría pensar que hay angustia en su pecho y que ella puede estar afectando su corazón. De una u otra forma éstas perturbaciones de su respiración tienen que ver con un diafragma tenso escindiendo su cuerpo en dos: su parte superior (sede de su voluntad, su intelecto y sus sentimientos "sublimes", considerados en nuestra cultura como más "espirituales", más "elevados"), y su parte inferior (sede de su sexualidad, de sus sentimientos viscerales de rabia, miedo, de sus excreciones, su metabolismo, su energía, sede de sus "instintos primarios" que en nuestra cultura son considerados como "bajos instintos"). La tensión diafragma tica pareciera servirle para impedir que las emociones que se originan en la parte inferior de su cuerpo asciendan y se expresen con toda su fuerza y de una manera total, integrada. Su respiración escindida oscila entre lo que David Boadella (2) diría es el amor impotente (respiración torácica) y el poder sin amor (respiración abdominal).

 

Su respiración superficial le sirve para controlar sus emociones, cosa que ha aprendido desde pequeño. El tórax poco o nada móvil más parece una jaula de huesos para un corazón aplastado que una protección flexible, semiabierta, móvil, para la víscera más compleja de nuestro cuerpo. Tal vez esa noble víscera se le quiera salir por la boca, taquicárdica, o está confundida por innumerables mensajes eléctroquímicos contradictorios que han terminado provocándole el caos que se llama arritmia. La rigidez en el vientre comprime también el corazón. No es difícil entender cuán frecuentes son los males cardiacos en el hombre.

 

Sus huesos están torcidos por décadas de tensión muscular. Sufre una deformación postural (arqueo en la parte dorsal superior, mandíbula prominente, rodillas bloqueadas hacia atrás, hombros levantados, cabeza proyectada hacia adelante, entrecejo fruncido, u otras) que tomaría años corregir, aún cuando hubiera de su parte la más absoluta determinación de curar sus heridas (...o que tal vez es ya imposible corregir por lo estructural de las perturbaciones somáticas sufridas).

 

Sus pies que han desarrollado suelas naturales y grietas. Sus dedos del pié agarrotados, manifiestan inconscientemente su necesidad angustiosa de mantenerse firmemente agarrado al suelo y de no caer (real o simbólicamente), ni sentir dolor al caminar.

 

Su abdomen, fuente de su energía, tiene poca vida, y su peristálsis es escasa o nula, mostrando el dominio del simpático en su estado de alerta crónica.

 

Sus caderas tienen poco o nulo movimiento espontáneo al caminar y al respirar, denotando su rigidez sexual. Muy probablemente sienta su sexualidad desconectada del sentimiento misterioso y asombroso del amor.

 

Él reconoce estar "tenso" y eso le molesta porque disminuye su efectividad, pero interpreta esta "tensión" simplemente como una "tensión nerviosa" producto de sus conflictos externos, y no la reconoce como tensión muscular. Sus músculos están fibrosos, anudados y duros, debido a una contracción crónica de la que no es en absoluto consciente, salvo cuando le sobreviene algún dolor insoportable en la espalda, en una pierna, en el cuello, o en alguna articulación (cosa que nada tiene que ver con el buen tono que hace que la masa muscular sea firme pero suave). Sus músculos flexores están contraídos en actitud de defensa congelada; sus extensores contraídos en actitud de agresión congelada; los músculos pequeños de sus articulaciones (los del equilibrio) igualmente están contraídos, buscando mantener su integridad. Entre los músculos más endurecidos se encuentran muy probablemente los suboccipitales, los de la parte inferior de la nuca, buscando mantener la cabeza unida al cuerpo, pero a la vez controlar las pulsiones que atraviesan el cuello de y hacia el resto del cuerpo. En las psicoterapias corporales, esta zona extendida a los oídos, los ojos y la nariz es llamada "anillo psicótico", porque a través de ella se manifiestan, o mas bien se provocan, disociaciones severas.

 

La tensión muscular inconsciente, nos diría Gerda Boyesen (3), le ahorra energía psíquica para poder controlar aquellas emociones que necesita reprimir o contener, a fin de no mostrar su fragilidad, miedo, vulnerabilidad. No sería posible, psíquicamente, controlar conscientemente emociones fuertes todo el tiempo. El mecanismo de regulación natural de las emociones a través de la descarga emotiva (llanto, grito, queja, etc.), la acción (golpe, huida, pelea, etc.) y el relajamiento (reconciliación, descanso, etc.) están inhibidos, y los mecanismos de regulación vegetativa por la vía del canal digestivo (con la peristálsis, el vómito, la diarrea, la inhibición de la función excretora, etc.) está sobrefacturado, por así decir, y ya no funciona. Controlar emociones significa en efecto contener un impulso que nace de las vísceras e impedir que salga de ahí. La llamada "coraza muscular" garantiza ese bloqueo, pero su consecuencia es también una "coraza visceral".

 

Incluso el mismo cerebro está sobrecargado. La mentira generalizada contra su cuerpo muy probablemente le provoca dolores de cabeza y una sensación de pesadumbre en la cabeza, sobretodo en el lóbulo frontal, donde seguramente puede sentir una gran carga energética concentrada y bloqueada. Si pudiera identificar donde se encuentra su Yo y no le desconcierta mucho que se lo pregunte, tal vez diga que está en su cabeza, y en particular en su frente.

 

Si le pregunto, finalmente, "¿qué sientes...?" me responde "pienso que..." como si se tratara de lo mismo. En general puedo percibir que mi paciente no sabe lo que siente.

 

No es monopolio de mis pacientes hombres este escenario corporal devastador, pero es más típico en los hombres que en las mujeres.

 

Lejos de mis intenciones está el transmitir una imagen mecanicista de la relación cuerpo-psiquis. En lo que describo, como resultar  obvio más adelante, hay una realidad única, con aspectos psíquicos, sociales, económicos, políticos, culturales, ecológicos, biológicos, espirituales, etc. y a la vez somáticos. Tales aspectos son separables sólo con fines analíticos, pero conforman una totalidad indivisible, en la que todas sus facetas están interrelacionadas y se condicionan mutuamente. Se somatiza lo psíquico, se simboliza lo somático, se somatiza lo económico, se psicosomatiza lo cultural, etc., y la totalidad de todas esas relaciones es un todo único indivisible en la realidad.

 

En un diagnóstico de éste paciente típico me vería obligado a decir que su patrón de perturbación somática se ajusta mucho a lo que Stanley Keleman (11) llama la estructura rígida (del autoritario, dominante, desafiante, fálico) o a la densa (del defensor, compacto, suspicaz, defensivo, implosivo), o a lo que Lowen (12) llama carácter psicótico (negación del sentimiento) o al esquizoide (disociación del pensamiento y el sentimiento). Lo que predomina es la negación de sentimientos, la actitud pragmática, ética y moralmente débil en la vida. Keleman en su libro citado, coincidentemente usa imágenes de cuerpos masculinos para mostrar los rasgos de los patrones rígidos y densos de perturbación somática, y femeninos para mostrar los hinchados y colapsados.

 

Demás está decirles que el escenario que he descrito es también el mío, en gran medida, y que a pesar de ello - o tal vez gracias a ello - sigo vivo.

 

 

LOS CONDICIONANTES PSICOBIOGENËTICOS

 

 

¿Qué hace que los hombres tengamos estas tendencias a la rigidez, a la densidad, a la psicopatía, a la disociación más marcadamente que las mujeres? (Éstas tienden en mi experiencia más a lo que Lowen llamaría el carácter masoquista, o al oral, o a lo que Keleman llamaría el patrón de perturbación somática tipo hinchado o colapsado.)

 

Las diferencias psico-bio-genéticas entre el hombre y la mujer ¿pueden ayudarnos a entender las diferencias del tipo de respuestas? La mujer vive, en efecto,, por su propia naturaleza, experiencias de tipo psicosomático muy marcadas. Cambios corporales como la menarquia, la aparición y crecimiento de sus senos, la menstruación, la concepción, la gestación, el parto, la lactancia, el destete de su hijo o hija, la menopausia, son sentidos por la mujer como experiencias psico-físicas, no simplemente físicas. El hombre cambia de voz, desarrolla más vellosidades en el cuerpo que la mujer, experimenta la erección del pene, pero ninguno de esos cambios va tan indisolublemente ligados a una modificación del estado emocional comparable a los de la mujer. De esa manera la naturaleza crea condiciones que parecieran favorecer más las respuestas evasivas de los sentimientos y emociones en el hombre. Como dice Penélope Young:

 

"Tradicionalmente las mujeres se han sentido más cómodas que el hombre en el reino de las emociones. Su sensibilidad a los cambios sutiles de los estados emocionales ha sido un programa psico-bio-genético de apoyo para la supervivencia de la especie. Las madres han necesitado descifrar las sutiles diferencias de sentimientos que expresa el llanto de sus hijos, distinguiendo entre el dolor y la enfermedad reales y las incomodidades menores. Las madres han requerido esa apertura exquisitamente fina hacia los sutiles niveles de conexión y de comunicación de emociones que se requieren para los lazos, la nutrición y la enseñanza de infantes y niños sobretodo en la etapa preverbal. Por una razón similar, creo, las mujeres, históricamente, se han definido menos en tanto sí-mismos separados, se han preocupado menos de la protección y control de territorios personales, y han sido más bien dotadas de programas que las hacen agudamente conscientes de las necesidades de los demás. No es tan amenazador para las mujeres como para los hombres perderse momentáneamente en un chorro de emociones... (de éste modo las mujeres pueden ahogarse más fácilmente en sentimientos y los hombre son atrapados más frecuentemente por la negación de sentimientos). La programación psicobiogenética necesaria para criar niños es muy diferente de la que se necesita para cazar mamuts" (6).

 

Por otro lado, hay diferencias marcadas en el drama edípico característicos de nuestra cultura, al menos de la más occidentalizada. La hija mujer tiende con más facilidad a mantener sus lazos primordiales con la madre cuando establece lazos con el padre, lo que es más difícil para el hijo varón. Si es cierto que existe la llamada "envidia del pene" por la mujer también eso significa que la mujer no puede ser simbólicamente castrada en nuestra cultura, y el padre no necesita expulsarla del lado de la madre con quien le resulta fundamentalmente más fácil mantenerse unida (lo que puede acarrear problemas especiales de simbiosis a las mujeres también). Estas diferencias en el drama edípico tal vez tengan raíces en alguna memoria atávica. Recordemos que en muchas especies mamíferas, los machos líderes de la manada expulsan o matan a sus propios hijos machos cuando éstos devienen adultos y llegan a la edad en que buscar n aparearse, cosa que no ocurre con las hijas hembras.

 

Judith Meltzoff (16) al establecer diferencias en el drama edípico entre el hombre y la mujer nos dice:

 

"Supongamos que el niño siente la rabia/rechazo que siente el padre (por él). El origen de la rabia es entonces la figura paterna.... el niño piensa linealmente y toma la decisión inconsciente de unirse al padre que resiente su presencia, y así se protege. De este modo se ve obligado a separar y negar el placer del apoyo femenino (el mecanismo típico de la víctima infantil de un abuso, es decir, la negación de la rabia y el establecimiento de un vínculo con quien perpetra el abuso). La interpretación del amor materno en el tema edípico no dignifica ese amor con la capacidad para dejar ir, para compartir, de modo que el niño se separa. Esta separación necesita de la negación de la dependencia inicial, e inhibe el desarrollo de la interdependencia." (16)

 

Según Meltzoff, la mujer, en cambio podría decir "No necesito renunciar al amor de mi madre ya que si él la ama me ama a mí como parte de mi madre, así que puedo seguir conectada.... Es en la etapa edípica que los hombres vinculan la identidad con su género a la separación y las mujeres a la interdependencia. Ser  muy interesante registrar qué es lo que va a ocurrir ahora que cada vez más hombres toman parte en el proceso de la crianza infantil y participan en el proceso del parto. Igualmente, en la medida en que aumentan el número de familias de un sólo progenitor podremos encontrar cambios significativos en la identidad de género en los hombres relacionados a la separación y la interdependencia" (16)

 

Pero hay que insertar esta realidad psicobiogenética en el contexto de la sociedad capitalista moderna que le d  una forma concreta. En efecto, no es lo mismo ese condicionante para la sociedad moderna que para la sociedad primitiva o para la sociedad feudal.

 

LA SOCIEDAD PSICOPATICA

 

"Cuando la riqueza es valorada más que la sabiduría, cuando la notoriedad es más admirada que la dignidad, cuando el éxito es más importante que el respeto a sí mismo, la misma cultura sobrevalora la 'imagen' y debe ser considerada como narcisista"

 

Alexander Lowen (13)

 

Obviamente no podemos aceptar que los problemas de la masculinidad tiene  que ver solamente con condicionamientos psicobiogenéticos o con las diferencias del drama edípico entre el hombre y la mujer. Esos condicionamientos tienen que ser ubicados en un contexto social e histórico. Este condicionamiento histórico es el del capitalismo, en el cual ciertas psicopatologías pueden acomodarse e incluso premiarse con poder y riqueza, por ejemplo:

 

1.- Al hombre de tendencias psicopáticas, pragmático, que valora el éxito económico a cualquier costo, que "no se deja llevar" por sus sentimientos (en realidad que los niega), para quien la verdad es "lo que sirve" (como reza la máxima del creador del pragmatismo norteamericano, William James)  que toma "decisiones racionales". Las decisiones "irracionales", como las decisiones "sentimentales" a las que las mujeres son "proclives", no son bien vistas en el campo de los negocios, del trabajo, ni siquiera de la política. Tal vez por ello nuestra sociedad ha reforzado las posiciones de privilegio económico y poder de los hombres en el milenario patriarcado. Lo no-racional, lo intuitivo, lo instintivo, lo femenino, es considerando como poco confiable, e incluso como "inferior".

 

2.- Al narcisista que se siente "algo especial" y demuestra su capacidad para manipular a los demás para el éxito en los negocios. El narcisista ha sustituido su ser real por su imagen irreal, por un falso Ego que lo impulsa a dominar y someter a los demás. (Ese narcisista necesita y atrae a una mujer Eco convertida en piedra, que no puede sino mirarlo y admirarlo, y repetir lo que él dice, pero a quién él no puede amar porque ni se da cuenta realmente de su presencia.)

 

3.- Al esquizoide, que separa sentimiento y pensamiento, atrapado por el temor a sentir y que busca refugio en la cabeza, en su "juicio" y censura a los demás.

 

4.- A los hombres agresivos y mandones, tanto en el hogar como en las empresas. Veremos más adelante cómo los "jefes" mandones están dejando de ser una ventaja para las empresas y ciertamente no son una ventaja para las familias, pero por ahora siguen teniendo un espacio cálido en nuestra economía.

 

Es sólo muy recientemente, gracias a las campañas ecologistas, que se está estableciendo una nueva idea del equilibrio entre el hombre y el medio en que vive: el planeta tierra. Hasta hace muy poco, el acto megalómano de quien impone su ilusa "grandiosidad" a costa del mismo planeta, fué premiado y admirado como demostración de poder constructivo, de poder económico. Recordemos la imagen que creaba en el Perú el famoso Le Tourneau por su capacidad para destruir cientos de miles de hectáreas de bosques en la selva con m quinas gigantescas. Marx (17) describía cómo el capitalismo des-sacraliza la naturaleza y la somete totalmente a su búsqueda de ganancias, afectando a la larga la vida en el planeta.

 

Pero aún estamos hablando de condicionantes sociales muy generales. Estos valores existen desde hace mucho tiempo, y no son suficientes como para explicar la crisis de hoy, aunque sí contribuyen a describir rasgos de la masculinidad moderna tal y como los define la sociedad patriarcal capitalista actual.

 

Los desordenes psico-físicos pueden permanecer latentes si  es favorable la situación existencial de quien los lleva adentro potencialmente, y suelen manifestarse cuando hay dificultades, cualquiera que sea la naturaleza de éstas. Mi hipótesis es que los desórdenes emocionales y psíquicos a los que puede ser más propenso el hombre por los factores psico-bio-genéticos mencionados antes, cultivados por la sociedad narcisista del capitalismo en que vivimos, podrían estar apareciendo con más frecuencia debido a la crisis del sistema social y económico en que vivimos.

 

Como propuesta de análisis sostengo que el conflicto actual que vive el hombre está ligado al final de una etapa histórica (la que se inició con la industrialización masiva del modelo fordista de la producción) y el inicio de una nueva etapa (la de la información y de las comunicaciones). Como en toda crisis, los patrones psico-sociales predominantes también entran en crisis, incluyendo las formas particulares de machismo, y surgen nuevas concepciones potenciales acerca de cuales son las formas más adecuadas de comportamiento, surge un nuevo sentido común para todo, como nos dicen autores como Carlota Pérez y Christofer Freeman (18), incluso para cómo ser hombre. Tal vez podemos decir que, gracias a ello, se abren nuevas oportunidades para modificar y mejorar la relación entre los hombres y las mujeres. Pero esa mejoría (y ojal  fuera, solución!) no se dar  automáticamente; se trata solamente de una nueva oportunidad.

 

LOS HOMBRES ESTAMOS COMENZANDO A LLORAR

 

Miro mi sexo con ternura

Toco la punta de mi cuerpo enamorado

Y no soy yo que veo sino el otro

El mismo mono milenario

Que se refleja en el remanso y ríe

Amo el espejo en que contemplo

Mi espesa barba y mi tristeza

Mis pantalones grises y la lluvia.

Miro mi sexo con ternura

Mi glande puro y mis testículos

Repletos de amargura

Y no soy yo el que sufre sino el otro

El mismo mono milenario

Que se refleja en el espejo y llora

 

Jorge Eduardo Eielson

 

La crisis lleva a decenas de miles a la muerte en guerras, a decenas de millones al terror, cientos de millones al desempleo, a miles de millones al hambre. Además no parece tener visos de solución. Creo que esto hace perder al hombre su imagen narcisista y por lo mismo está sufriendo una pérdida masiva de su autoestima y cae en la depresión. Las depresiones deben estar atacando ahora a los hombres a una tasa mucho mayor que dos décadas atrás cuando el modelo económico fordista estaba en pleno auge; y no me sorprendería si tal tasa fuera bastante mayor que la de las mujeres. El hombre pierde fé en sí mismo, en su rol de padre, de productor, de proveedor, de maestro, de guía, de protector, de guerrero noble,  la fé en algo! (la crisis es tan profunda que refuerza la devastación al hacernos creer que nada puede mejorar)

 

El desánimo profundo hace desastres con nuestra proclividad a la evasión, con la negación de los sentimientos desagradables de inseguridad, de impotencia, de miedo, de dolor y de desesperanza. En este sentido, la depresión puede ser tal vez la respuesta inmediata potencialmente más sana ya que recupera nuestra conexión con los sentimientos. Tal vez es un camino inevitable para reconocer que la vieja masculinidad patriarcal ha vivido más de lo necesario, o por lo menos está severamente cuestionada. Nos deprimimos por esa pérdida de falsa imagen y ese es un camino duro y difícil, pero a la larga saludable para nosotros hombres.

 

Esa depresión reivindica el derecho de los hombres a sentir, y de hecho estamos comenzando nuevamente a llorar, aunque evidentemente no de dicha (cosa que también nos es difícil). Las depresiones  son una manera de renunciar a la fantasía omnipotente primaria que cultivó la sociedad narcisista, especialmente en la etapa industrial fordista de la producción en masa. Ver deteriorarse nuestra salud, deteriorarse la calidad de nuestra vida y perder la imagen del "hombre fuerte", del pater familiae, en ésta etapa de la historia puede llevarnos a una depresión creativa. Mientras nuestra imagen podía mantenerse en medio del gran ascenso económico y social de postguerra, no podíamos fácilmente hacer consciencia de nuestro profundo alejamiento de la salud y del equilibrio.

 

Tal vez necesitamos masivamente en una terapia ya no individual ni de grupo, sino de género, para aprender a expresar rabia contra las causas reales de nuestro estado disociado. Tal vez estamos atisbando el hecho de que muchas, demasiadas veces, consciente o inconscientemente, llevamos nuestra rabia a casa, contra nuestra mujer, o contra nuestros hijos, o la descargamos contra otros hombres que tienen aún menos poder que nosotros.

 

Estamos aprendiendo a diferenciar mejor cobardía de miedo (los soldados norteamericanos en Viet Nam sentían miedo, pero poco a poco se dieron cuenta que la cobardía residía en la política dominante, no en el sano miedo que ellos sentían). Permitirnos sentir legítimo miedo, pánico, terror, puede significar un acto valeroso en defensa de la vida. Tal vez en algún momento en nuestro pasado como personas y cómo género congelamos nuestra capacidad de sentir miedo porque no podíamos permitirnos sentirlo y sobrevivir a la vez, o no enloquecer. Pero ahora hay mejores condiciones como para poder diferenciar un acto valeroso de un acto suicida.

 

Tal vez nos resulte más difícil diferenciar poder de fuerza. La experiencia actual nos muestra que ganar poder puede significar perder salud, deteriorar nuestra calidad de vida, estar en estado permanente de conflicto y lucha, deteriorar nuestra autoimagen, mentirnos a nosotros mismos acerca de que podríamos vivir sin escrúpulos, en resumen: perder fuerza. "El poder corrompe", es una frase que hemos escuchado muchas veces, y mucho de cierto contiene. El poder confiere inmunidad, capacidad de chantaje, facilidad para la manipulación. Pero todo ello termina debilitando y destruyendo. No es cierto que existan poderosos corruptos y felices. Los que son poderosos sólo son real y profundamente felices si es que su poder va acompañado de compasión, de amor, de voluntad de protección de los más débiles, de generosidad, y tales virtudes son la manifestación de la verdadera fuerza y son las que confieren fuerza a los demás, no el poder en sí. Pero los poderosos se deslizan fácilmente al abuso, incluyendo a los padres que se sienten autoridad en la casa por ignorancia, debilidad o temor de la mujer y de los hijos.

 

Por extensión de lo que esbozo en el párrafo anterior, tal vez nos sea más posible ahora diferenciar debilidad y vulnerabilidad. Podemos en efecto sentirnos muy vulnerables, sin que ello signifique que seamos "débiles de carácter".

 

Facilita este aprendizaje el hecho de que los "modelos masculinos" de la televisión, los Rambos, los Robocops, los modelos agresivos y corruptos que dominan negocios, política y mujeres, contrastan con la realidad de las vidas impotentes que vivimos la inmensa mayoría de los hombres. Rara vez aparece en la TV el hombre real, el "hombre como uno" con problemas y dramas reales, y son sumamente escasos los modelos de padres amantes, criadores de sus hijos, productores eficientes, organizadores de la comunidad, protectores del ambiente.

 

Y estamos aprendiendo nuevamente, con mucha dificultad, a tener amigos hombres, como lo hacíamos cuando muchachos. La mayoría de los hombres mayores de 30 años simplemente no tenemos cultivamos nuevas amistades masculinas, limitándolas a las que quedan de nuestra etapa de estudiantes o a los amigos de la adolescencia. La "amistad" entre nosotros hombres es muchas veces confundida con la existencia de intereses comunes, legítimos o ilegítimos, "contactos". Amistad entre hombres se confunde aún muchas veces con treguas temporales para evitar conflictos; con complicidades mutuamente encubridoras, ya sea para algún trago demás (el famoso "chupao juntos"), para alguna trampa fiscal, o para alguna maniobra psicopática de poder. La verdadera amistad entre hombres, que implica la intimidad, la sinceridad en la manifestación de emociones, la caricia y calidez mutua, es temida, entre otras razones, por el fantasma de la homosexualidad, la homofobia.

 

Con dificultad hablamos entre hombres del amor, como si la delicadeza de ese sentimiento fuera propio de seres débiles. No hablamos de nuestras muchas dificultades sexuales, de nuestros miedos atávicos, de nuestro desconcierto con la impotencia, de nuestra disociación tan común entre amor y sexualidad. Si lo hiciéramos estaríamos mejor preparados para hacerlo con nuestros propios hijos varones que muchas veces no saben a quién recurrir cuando confrontan problemas en su vida amorosa y sexual, llena de mitos, nuevos tabúes, nuevos temores, y falsificaciones deliberadas de la sociedad de consumo y de la televisión, y para hablar con nuestras hijas mujeres para quienes la im gen del varón conlleva una carga amenazante.

 

Menos hablamos los hombres de nuestros temores homosexuales. Es cierto que la lucha de los movimientos "gay" ha logrado que los homosexuales reciban un trato digno, independientemente de si se considera o no a la homosexualidad como una perturbación psíquica y emocional o simplemente como una opción sexual. La verdad es que la mayoría de los hombres (un 50 a 80% según la literatura) hemos tenido experiencias homosexuales, y tal vez todos hemos pasado por una etapa homosexual o bisexual, o vivimos con un lado homosexual oculto. Ya no podemos negar que esa homosexualidad convive con nosotros, pero difícilmente nos permitimos hablarlo. Para la mujer es más fácil hablar de su homosexualidad, tal vez porque la sociedad admite más fácilmente la caricia y el contacto físico entre mujeres.

 

Abrumados con la carga económica del hogar, muchos tratamos de superar nuestra actitud ambigua hacia el trabajo de nuestra mujer o compañera. Necesitamos compartir nuestro esfuerzo físico e intelectual para el sostén del hogar con nuestras esposas, pero esto choca con la vieja imagen de la masculinidad que fantasía ser autosuficiente como proveedor, con la imagen narcisista que no soportaría que la mujer resulte mejor proveedora del hogar que el hombre (cosa que ocurre cada vez más frecuentemente, en particular en los países más pobres y entre las clases menos favorecidas),.. o con fuerzas más oscuras y memorias atávicas como las que refleja el temor ante las misteriosas fuerzas creativas y reproductivas de la mujer,... o, tal vez, con impulsos psicobiogenéticos poderosos como el impulso a asegurar la supervivencia de su particular dotación genética en exclusión de otros hombres (los celos atávicos). Pero poco a poco estamos comenzando a hablar con nuestra pareja, estamos confesando nuestros temores, estamos reconociendo nuestras debilidades, estamos hablando acerca de qué es lo que esperamos de nuestra relación de pareja y a luchar por lograrlo.

 

Ellas, por cierto, tienen también necesidad de compartir la carga del cuidado de la casa, de las tareas del hogar pero muchos de nosotros hemos aprendido a ser inútiles para tareas hogareñas muy sencillas como cocinar, planchar, coser, cuidar de los bebes (muchas veces enseñados por nuestras propias madres que nos botaban de la cocina o nos hacían sentir ridículos si queríamos coser o jugar con muñecas). Nosotros hombres necesitamos re-aprender a disfrutar plenamente los placeres de la crianza de nuestros hijos, del ocio creativo, del no hacer nada, del oler a nuestros hijos y a nuestra mujer sin perfumes, sin talcos y sin desodorantes.

 

Tal vez podamos abandonar la imagen fantasiosa narcisista del amante perfecto, del omnipotente sexual, a pesar de los modelos de la TV, reconociendo las mutuas responsabilidades en la vida sexual. Toda una generación o más, ha negado su ternura varonil y su acceso a los sutiles mensajes del amor por tratar de "satisfacer" sexualmente a su compañera con la máxima frecuencia, y mediante acrobacias, quedando ambos en el fondo huérfanos del placer pleno y real que sólo puede surgir de la capacidad de derretirse y de entregarse enamorados. Vivimos presionados en nuestra cultura por el terror de no tener una erección, o de no mantenerla, tal vez por el temor intrapsíquico a la castración (la fantasía de la vagina dentada que existe en tantas culturas), ...o por el terror atávico a ser expulsados de la manada por un macho más potente,... (la fantasía edípica de ser castigados en nuestra sexualidad o castrados por por nuestro propio padre que nos expulsa del lado de nuestra madre).

 

La erección del pene, el fenómeno natural más dramático en el cuerpo del hombre, es vivido por nosotros con una mezcla de temor y placer. Nuestro placer al sentir nuestra erección no se limita a la anticipación del posible disfrute sexual, sino que se extiende a la sensación de potencia, de fuerza engendradora, sembradora de vida,  bella y creativa. Pero en nuestra cultura en la que domina el cerebro y el culto al poder, se fantasea acerca de la superpotencia del pene. En realidad la erección es eminentemente involuntaria, no controlable, afectada por los aspectos más recónditos de nuestra psiquis que nos resulta difícil reconocer. Y esa fantasía omnipotente, al alejarnos de nuestra real naturaleza, nos crea dificultades sexuales. En nuestra psiquis, perder una erección es una afrenta a nuestras fantasías omnipotentes.

 

En el estado actual de nuestro género, en nuestro estado actual de disociación y de depresión, el acto sexual es percibido aún por muchos de nosotros, hombres, desde una perspectiva alejada de la reproducción y de la crianza, y eso hasta cierto punto corresponde a una realidad, puesto que los hombres nunca podemos quedar embarazados. Para la mujer el acto sexual siempre conlleva la posibilidad real de un embarazo y la perspectiva real de tener que criar un hijo o hija, con la sola excepción de las mujeres que tienen ciertos cambios orgánicos irreversibles, pero para quienes, de todos modos, ese recuerdo corporal no se borrar  jamás. La mujer no puede huir, en la realidad, de la trascendencia del acto sexual.

 

Pero la erección con amor, el coito con consciencia del asombroso misterio de la procreación, unidos al gozo de la posible crianza (o a su recuerdo como una bella realidad ya vivida para quienes ya tuvieron hijos y no desean tener más), la unión genital en la que participan todos los órganos, sentidos, músculos, huesos y neuronas, sin control del Ego, son infinitamente más placenteros.

 

Este redescubrimiento, este reencuentro con nuestra naturaleza tal vez se facilite por la crisis de nuestra masculinidad, por la vía de nuestra depresión que nace de nuestra pérdida de nuestro falso Ego, y gracias a la reconquista de nuestro derecho a llorar. Tal vez nos parezca este proceso un poco alejado en el Perú. Y lo es relativamente. Pero ya no tanto si lo vemos a escala mundial y reconocemos que vivimos una época de globalización de la cultura.

 

 Necesitamos conversar muchas cosas entre nosotros hombres!

 

LAS CIFRAS DE LA DEVASTACION

 

 

"El hombre está siendo devastado física y psíquicamente por nuestro sistema socioeconómico. En la medida en que la sociedad... continúa dando el poder a un minúsculo porcentaje de hombres y a un porcentaje menor pero creciente de mujeres, está causando gran confusión y angustia a la mayoría de los hombres"

 

          Andrew Kimbrell (4)

 

 

Veamos algunas cifras de la  crisis de la masculinidad: la esperanza de vida en el hombre es 10% menor que la de la mujer, en todo el mundo, incluso en los países más adelantados, y no por razones genéticas. Las cabezas de familia están dejando de ser siempre los hombres; en Venezuela más del 60% son mujeres, yo estimo que no menos de un 50% en el Perú, aunque las estadísticas nos digan que sólo son un 20%. Esto es una tragedia generalizada tanto para el hombre como para la mujer, pero como lo que ocurre generalmente es que el padre abandona el hogar, mueve a reflexionar, cuántos hijos varones alejados de su padre!  cuántos hijos deformados por el modelo de un padre ausente!

 

La inmensa mayoría de las personas sin vivienda son hombres: un 80% en los EEUU.  No tener casa es una de las condiciones más dolorosas en la existencia humana, y en algunas lenguas se asocia con la alienación, con la locura (la palabra alienado significa literalmente sin-lugar, sin lazos). Miles de niños viven sin casa en las calles. El desamor y el abandono es su escuela de "hombría".

 

En 1991, el año laboral en los EEUU era de 1,949 horas, lo que significa 163 horas más que en 1969,  el equivalente de casi un mes más de trabajo más en el año!. Cierto que éste incremento en los EEUU ha sido mucho más fuerte para las mujeres que tienen un empleo que para los hombres, ya que el número de horas al año que éstos últimos trabajaban hace 20 años era 46% superior y ahora es sólo 26% mayor que el que trabajan las mujeres (9). Estos cambios han alejado a los padres de sus casas dramáticamente, hasta el punto que los padres de hoy pasan 40% menos tiempo con sus hijos que en 1965!

 

Es difícil imaginarse y medir las consecuencias psicológicas de una despaternalización tan masiva, a pesar de que por otro lado hay también más padres que se acercan de nuevas maneras a sus compañeras, asisten al parto de sus hijos (experiencia que antes era accesible a un hombre sólo si era ginecólogo), se tiende menos a excluirlos del momento m gico del amamantamiento de sus hijos por sus compañeras, e incluso es más común ver a padres que crían solos a sus hijos.

 

En los EEUU el 60% de los estudiantes que abandonan el colegio son hombres. Me imagino que en el Perú ese porcentaje puede ser mayor, ya que se les saca para que traigan dinero a la casa lavando o cuidando carros, o por otros medios menos legales. Da temor la idea de estudiar en detalle esas cifras, más aún al pensar que la ola del neoliberalismo en el Tercer Mundo que ha sustituido a las formas evidentemente parasíticas del "proteccionismo" (políticas que fueron tal vez las únicas posibles en su momento), ha cortado radicalmente los subsidios, incluidos los subsidios a la educación. En el Perú ha logrado sacar de los colegios a casi la mitad de la población escolar en muy pocos años.

 

Por otro lado, la mayoría de los crímenes son cometidos por hombres. De los 14,000 detenidos en cárceles en el Perú en 1990-91, 12,700 eran hombres. Los delitos contra la familia en el Perú, en 1981, representaban sólo el 0.5% de los delitos registrados por la policía. En 1991 eran 21.8%. Obviamente hay también más delitos registrados de ese tipo mientras antes no se denunciaban, y hay comisarías de mujeres que no existían antes, pero eso no explica todo. (5)

 

Esta situación es más grave aún para las minorías nacionales o étnicas. En los EEUU: de cada 4 hombres negros de entre 20 a 30 años de edad, 1 está en la c rcel, en libertad bajo palabra o bajo libertad condicional.        En EEUU hay más hombres negros en las cárceles que en los "colleges" y universidades. La principal causa de muerte entre los hombres negros es el homicidio.

 

En los EEUU los hombres tienen 4 veces más probabilidades de suicidarse que las mujeres, y 5 veces más si se trata de adolescentes; hay tres veces más alcohólicos entre los hombres que entre las mujeres, y dos veces más drogadictos. El 90% de los arrestos por drogas y abuso de alcohol son contra hombres.

 

No es que la mujer no esté siendo devastada también por la crisis. Sólo he querido destacar algunas cifras poco conocidas de lo que está pasando con el hombre.

 

Las cifras que aparecen relativas a los EEUU, salvo indicación contraria, son extraídas del trabajo de Andrew Kimbrell (4).

 

 

LA CRISIS MUNDIAL

 

"Reconociendo la victimización de las mujeres, debemos resistirnos a la visión de algunas feministas de que la masculinidad misma y no el sistema actual de control social y producción es el principal responsable de la explotación de la mujer"

 

Andrew Kimbrell

 

En los últimos 20 años, con la excepción tal vez de muy pocos países, como Japón, algunos países de la Comunidad Europea y tal vez los llamados "Tigres del Asia", los ingresos reales se han deteriorado en la mayoría de los países del mundo, así como se han agravado las diferencias entre los países en desarrollo y los avanzados, entre los ricos y los pobres y las desigualdades regionales dentro de cada país.

 

En los últimos 20 años en los EEUU los ingresos reales per capita se han estancado,  quedándose al nivel que se encontraban en 1970! y los salarios reales de los jóvenes menores de 25 años se ha reducido en un 25% en ése mismo período.

 

Nadie osa medir lo que está pasando en Europa del Este y en lo que fué la URSS, tal vez por temor a que el reconocimiento del drama de hoy fuera alguna suerte de justificación "ex-post" del infierno estalinista de antes. Se dice que hay 100 millones de desempleados en esa región, y están derrumbándose los colegios, las universidades, los hospitales, los centros de salud, los programas de vivienda, la asistencia al anciano, el apoyo al niño, todos los programas sociales.

 

Han sido dos décadas terribles, desde que el 15 de Agosto de 1971 se inició el derrumbe del sistema monetario financiero de Bretton Woods y se iniciara la caída del modo de producción en masa fordista. Este no es el momento ni el lugar para analizar en detalle ésta crisis.

 

Reconozcamos solamente que el sistema político y económico sigue devastando fuerzas productivas, a través del desempleo, el proteccionismo de los países avanzados, las guerras y a la destrucción del ambiente y de sus habitantes.

 

Las dos primeras guerras mundiales no se han repetido en una Tercera Guerra Mundial, pero en incontables países se han extendido las guerras nacionales, civiles, religiosas, étnicas, tribales, etc., con participación de las Naciones Unidas.

 

Nuestra sociedad psicopática es responsable del narcotráfico y del terrorismo (¿qué edades tienen los 25,000 muertos de la guerra civil en el Perú? ¿qué sexo?). Sigue el genocidio del género masculino, principal blanco del terror (a pesar de que el terrorismo de todos los bandos en Perú, incluido el oficial, o en Yugoslavia o en el Medio Oriente distinguen cada vez menos a los géneros).

 

La destrucción del ambiente ha llegado a límites irreversibles, a pesar de los esfuerzos desesperados de último minuto que se están haciendo.  El suelo, el aire y el mar, que creíamos que eran infinitos....!

 

Los Bologna. los Yeltsin, los Reagan, los Walesa y las Thatcher de éste mundo, sientiéndose justificados por las torpezas del proteccionismo y del "estado benefactor", arreglaron con políticas "neo-liberales" los problemas de caja chica de tantos estados. Gracias. Pero dejaron o están dejando a las mayorías en la miseria o, en el mejor de los casos, a la merced de programas de asistencia social dramáticamente insuficientes.

 

El sistema socioeconómico ha llegado al  pice de la psicopatía, pero este tema sería materia de otro artículo mucho más vasto.

 

 

LOS PRIVILEGIOS DE LAS MUJERES Y DE LOS HOMBRES

 

 

"No fué mi destino ser mujer, de modo que me resultaba más fácil ver sus ventajas. No ví entonces hasta que punto el hogar podía ser una prisión, ya que las casas me parecían lugares mucho más luminosos y agradables que las fábricas. No me di cuenta - ya que de esas cosas no se hablaba - de cuánto sufría la mujer por la mandonería del hombre. Ya en ese entonces podía darme cuenta cuán agotador era para la madre atender todo el día las necesidades de sus hijos. Pero si siendo niño se me hubiera hecho elegir entre atender a un bebé o atender a una m quina, creo que hubiera elegido lo primero. Habiendo atendido ya a ambos, sé que ahora escogería atender al bebé."

 

Scott Russel Sanders (8)

 

La mujer no debe perder jamás sus necesarios privilegios como madres gestantes, lactantes, criadoras y educadoras de la primera infancia. Los hombres no sabemos realmente, ni nunca podremos saber, qué significa engendrar un hijo, dar a luz y dar de mamar, por más que tratemos y por más que nos acerquemos físicamente al momento dramático del parto y la lactancia....

 

... (aunque pareciera que a veces nuestro cuerpo, cien por ciento masculino a nivel cromosómico, pareciera recordar, en los rincones del subconsciente corporal, que cuando fetos teníamos una gónada que no era ni de hombre ni de mujer, que teníamos una invaginación y los rudimentos de las trompas de Falopio, al mismo tiempo que ellas tenían los rudimentos de los conductos eferentes y del epipídimo, y que fue necesario todo un proceso biológico en el que necesitaron confluir múltiples receptores y transmisores para que se hiciera realidad lo que los cromosomas llevaban como memoria genética. Y que esa transformación de nuestro ser biológicamente hombre a una persona psicológicamente varón, identificado con su realidad física, requiere de todo un tránsito, de todo un complejo desarrollo, que atraviesa etapas de indefinición de la sexualidad, de bisexualidad, antes de lograr esa coherencia entre lo psicológico y lo biológico, y que esa coherencia no siempre se logra,... o tal vez se logra muy pocas veces).

 

... Pero reconocer los derechos y privilegios de la mujer no significa que no tengamos derechos que conquistar como hombres, los mismos que muchas veces son ignorados o avasallados. Los padres tenemos derecho a estar con nuestros hijos recién nacidos y de acompañar a nuestra esposa parturienta y lactante, pero el "permiso pre- y post- parto" no existe para los hombres salvo en algunos pases de Europa. Tal deseable y urgente reencuentro del hombre con su casa, con su compañera y sus hijos es buscado en los EEUU por el movimiento masculino a través del enfrentamiento con el poder social en las empresas y en el Estado que se opone a los horarios flexibles, que impone largas jornadas laborales, que sigue resistiéndose a permitir que el trabajo a tiempo parcial sea una forma natural de trabajar, que descarta totalmente el trabajo compartido (Kimbrell, 4), que se resiste a aceptar la posibilidad del trabajo en casa hecha posible por las nuevas tecnologías y las nuevas formas de organización.

 

Tenemos derecho a que se nos considere igualitariamente la custodia de nuestros hijos (más allá de la primera infancia) en caso de separación conyugal y el derecho a adoptar hijos sin estar casados.

 

También se prejuzga que las mujeres son mejores educadoras de los niños en los niveles de educación elemental por lo que se discrimina en contra del acceso de hombres a ese tipo de trabajo, y se dificulta así el acceso de los niños, y en particular de los niños varones, a modelos masculinos complementarios a los padres (Kimbrell, 4).

 

También creo que los hombres tenemos que ganar el derecho de no ser obligados por las leyes a pelear en guerras en las que no creemos, en las represiones de minorías étnicas y religiosas y de los movimientos de desobediencia civil, o en la represión de los derechos civiles, sindicales, políticos, etc.

 

 

 

UNA NUEVA RELACION ENTRE LO MASCULINO Y LO FEMENINO?

 

"La rebelión no es posible sin la inocencia, se rebelan sólo los niños y los ángeles."

 

César Vallejo (1)

 

Creo que tal vez algo se puede atisbar en el horizonte que nos permita pensar en la posibilidad de una nueva etapa en la vida del planeta, en la relación entre los seres humanos y de éstos con la "madre tierra", y en particular en una nueva relación entre lo masculino y lo femenino, entre el hombre y la mujer. Como toda crisis, ella contiene las semillas de su superación. En el idioma chino y en japonés, la palabra crisis se escribe con dos caracteres (wei-ji), uno representa "peligro", el otro "oportunidad".

 

Si admitimos que la crisis de la masculinidad (el remecimiento de sus viejos cimientos y la depresión que sigue a la pérdida del paradigma masculino), va en alguna manera asociado a una realidad económica e histórica concreta, refleja ésta o es reflejada en ella, tenemos que examinar qué nos depara esta nueva situación, que perspectivas abre, ya que en la historia lo "necesario" o "posible" no es "inevitable".

 

La crisis del sistema socioeconómico se debe en gran parte a su incapacidad para adoptar y asumir las nuevas formas de producción que se hacen posibles por las nuevas tecnologías y las nuevas formas de organización que él mismo ha generado. Lo interesante es reconocer que esas nuevas tecnologías, esas nuevas formas de organización, no parecen tener el mismo sesgo masculinista que las anteriores (a pesar de que, paradójicamente, están logrando sus más grandes éxitos en medio de una de las sociedades más patriarcales de la tierra: la japonesa).

 

Lo primero que llama la atención y que nos hace afirmar que el sesgo masculinista está en crisis, es el reconocimiento de que, en el nuevo paradigma de organización, el Gerente General Omnipotente de la empresa, juez supremo de lo que se necesita y lo que debe hacerse, el "pater familiae" de las unidades de producción, es obsoleto, ya no sirve.

 

Tal vez alguna razón histórica profundamente trágica hizo "necesario" (no inevitable) al pater familiae. No siempre estuvo en contra del progreso social y humano, así como puede decirse que en alguna época fue un factor de progreso el gerente osado y agresivo, el "capitán de la industria", el pionero industrial que asumía todos los riesgos, tomaba todas las iniciativas y adoptaba todas las decisiones centralizadamente, que sabía más que todos acerca de todo, y que construía una cascada de supervisores y niveles jerárquicos en pirámides crecientes en altura y complejidad para asegurarse que se haga su voluntad.

 

A nivel de la familia, desde hace ya bastante tiempo, el modelo del pater familiae se ha vuelto contra la familia y contra él mismo, pero esa obsolescencia era tal vez ocultada por la continuación de su vigencia en la empresa. Hoy se puede decir, sin atenuantes, que el sistema del pater familiae no es una manera viable de criar y proteger realmente a la familia y que ha sobrepasado su vigencia histórica. Se vuelve definitivamente un obstáculo al crecimiento de sus hijos y al desarrollo de su esposa (saboteando la economía y felicidad de su hogar y minando su propia salud); de protector "paternalista", de ser motor de la prosperidad de su familia, se vuelve en un obstáculo, en padre prepotente, mandón que muchas veces termina hasta sacándole dinero a la esposa y a los hijos en lugar de apoyarlos.

 

En la empresa se está declarando obsoleto al "capitán de la industria", al pater familiae empresarial. El nuevo gerente busca la cooperación, el consenso, y su rol es más el de coordinador de voluntades y habilidades, de facilitador de los vínculos humanos entre productores de todos los niveles y tipos de disciplinas, y su función como "el que toma e impone unilateralmente las decisiones" está en retroceso.

 

En el Japón donde se han introducido más rápida y radicalmente éstas nuevas formas de organización, los jefes dedican una buena parte de su tiempo a tomar té (acto que muchas veces es motivo de burla contra las mujeres en nuestra sociedad), mientras conocen a sus socios, clientes o proveedores, desde múltiples aspectos y hacen amistad... (nunca hablan de negocios en la primera reunión, ni en la segunda).

 

Lejos de imponer órdenes, los nuevos gerentes y jefes modelo, se aseguran muy bien de no equivocarse. Difícilmente toman una decisión que contravenga lo recomendado por sus subordinados, ya que lo más probable es que éstos estén recomendando lo más conveniente para la empresa y para el colectivo empresarial, y sería fatal para las jerarquías superiores equivocarse. Nadie puede reunir todos los conocimientos y disciplinas que se requieren para tomar decisiones, por más sabio que sea.

 

La nueva organización en gestación es más plana, de pocos niveles jerárquicos; es participativa, basada en el autocontrol, autoevaluación y autosupervisión; es más libre de imposiciones, y se plasma en equipos de trabajo flexibles y multidisciplinarios, en habilidades múltiples, en la movilidad de cargos, en las m quinas y equipos humanos adaptables, móviles, en el sobrediseño de funciones y capacidades del personal en lugar del sobrediseño de equipos y capacidades materiales, en la especificación mínima en vez de la especificación total como antes. La participación consciente e informada de sus integrantes predomina sobre la restricción de la información y sobre el mando a miembros desinformados. Mal puede convivir con éste paradigma el viejo modelo paternalista, patriarcal, en el que era necesario controlar y mandar para sobrevivir (Perez, C. 19).

 

Las grandes organizaciones que se requerían para la producción en masa, estandarizada, en la que el trabajo está escindido en múltiples tareas claramente especificadas y basada en la división del trabajo entre "los que piensan" y "los que hacen", está progresivamente siendo remplazada por la organización flexible, sin estándares fijos, siempre susceptible de ser mejorada, sin funciones ni tareas rígidamente definidas, y que definitivamente tiende a desterrar la disociación entre el pensar y el hacer.

 

La fuerza física (los "caballos de fuerza") no es ya el factor fundamental en la producción de bienes y servicios, ni lo es la mera inteligencia fría y matemática, sin que ello signifique que ya no sean necesarias. Cada vez más importante es el diseño, la calidad, la inteligencia unida a la imaginación, las destrezas múltiples, las destrezas manuales unidas a las intelectuales, la rotación de funciones, los niveles de educación, la flexibilidad en los sistemas, la capacidad de mejorar siempre lo que se está haciendo, y literalmente la participación del hemisferio derecho del cerebro en la producción ( el lado de la intuición, de la sensibilidad, del arte! el ying!). La producción que dependía de la fuerza física del hombre (yang) y que tendía a desplazar a la mujer de la producción ya no es la forma predominante. La nueva economía no se basa en la energía como el factor clave, sino en la información, en las comunicaciones, y en eso no hay sesgo masculinista.

 

La competencia está siendo redefinida. Ser competitivo significa ahora ser una "persona, empresa o grupo competente, capaz, hábil, bien preparado", sinónimo de conocimiento, de habilidad. La nueva competitividad no se basa en el principio de que "yo gano si tú pierdes". Una empresas competitiva no es la que sabe cómo enviar a la ruina a otras empresas, sino la que sabe cómo colaborar más eficientemente, incluso con los competidores. La competencia del modelo fordista norteamericano está siendo progresivamente sustituida por el principio de la cooperación, de los "juegos de suma positiva" (en los que todos ganan), por los acuerdos a largo plazo con compradores, con suplidores e incluso con las empresas del mismo ramo que compiten vendiendo los mismos productos (con quienes se coopera en actividades como la investigación científica básica y el desarrollo tecnológico llamado "pre-competitivo", en el desarrollo de infraestructuras comunes, redes de información, centros de diseño de alto nivel, las llamadas "design houses", etc.). Pasan a un segundo plano la competencia de precios y se tiende a desterrar la "competencia" que se basa en enfrentar a los suplidores y en engañar y sangrar a los compradores. Mi convicción es que estos juegos de suma positiva, esta cooperación sustituyendo a la vieja competencia, abrir n más espacio a la mujer acostumbrada a cooperar, a atender, a esperar, y al hombre que reconozca mejor su lado intuitivo y creativo que la sociedad llama "femenino" pero que en realidad trasciende al género.

 

El funcionamiento centralizado, propio del que todo quiere controlar, está siendo sustituido por la operación descentralizada autocontrolada, con coordinación central. La centralización de la función coordinadora acepta y necesita  un mayor grado de delegación de responsabilidades. La tendencia es a la flexibilidad, y modularidad, en lugar de la predefinición de tareas y de los equipos dedicados. En realidad se busca que las especificaciones sean las mínimas posibles para no coartar la creatividad, la iniciativa, la capacidad de adaptación y la flexibilidad. Como consecuencia de lo anterior, las organizaciones se transforman continuamente para mejorar su funcionamiento.

 

Las nuevas formas de organización se parecen más a la utopía anarquista que al capitalismo. ¿No nos facilitan esas nuevas ideas acaso el permitirnos pensar en la otra utopía, la de la alianza entre el principio femenino y el masculino? ¿No nos facilitar n estas condiciones nuevas el inicio de una nueva etapa de las relaciones entre el hombre y la mujer, en que las reglas del juego sean las de la suma positiva, es decir el juego de la pareja en que ambos ganan? Yo creo que sí, pero también creo que esa nueva etapa en las relaciones de género no ser  un producto automático de las nuevas tecnologías, sino que requerir  mucho coraje para enfrentar viejos tabúes, y una lucha larga apoyada en una alianza consciente.

 

 

 

LA ALIANZA ENTRE LO FEMENINO Y LO MASCULINO

 

"Las hijas de esos hombres (poderosos) querían compartir esos privilegios de sus padres .... Ellas querían poder opinar acerca de su futuro, tener trabajo a la altura de sus capacidades, querían tener el derecho de vivir en paz, sin ser molestadas. Si, pensé, si, si. La diferencia entre esas hijas y yo era que ellas me veían como predestinado de nacimiento a ser como sus padres, y por lo tanto como enemigo de sus aspiraciones. Pero yo sabia que no era un enemigo ni de hecho ni de sentimiento. Era un aliado. Si en ese entonces hubiera sabido cómo decírselo, me habrían creído? me habrían entendido?"

 

Scott Russel Sanders (8)

 

 

Reconozco sin reservas el inmenso valor de la lucha feminista que buscaba un espacio en la prosperidad que parecía abrirse con el boom de postguerra y que en los ultimos 20 años ha tratado de defender a la mujer de la devastación de la crisis. Hoy, en la etapa de la crisis del viejo modelo, no cabe a mi juicio plantear una "lucha masculinista", por más v lidas que sean las reivindicaciones políticas específicas para los hombres. Pero en la medida en que dichas reivindicaciones masculinas no están en conflicto con la mujer, sino que por el contrario se unen a ellas, la lucha nueva tiene que darse en el plano emocional, político, sindical, ecológico, corporal, psicológico, cultural, moral, etc., en todos los planos, pero no desde una perspectiva de género, sino desde la perspectiva de los intereses de todo el género humano.

 

Algunos como Virginia Wink Hilton (10) sostienen que la milenaria lucha entre el principio femenino (diosa tierra) y el principio masculino (el dios padre) representa la escisión entre la mente y el cuerpo, entre la razón y el sentimiento, entre la lógica y la intuición, entre el control y la espontaneidad, entre la naturaleza y la cultura y civilización. Eso NO significa que el principio masculino era o es "malo". La separación fue tal vez necesaria para el ser humano que luchaba contra las oscuras y terribles fuerzas de una naturaleza que en parte era y sigue siendo amenazadora, inhóspita, mágica, que necesitaba conquistar para sobrevivir. Probablemente la identificación del Principio Femenino con la Naturaleza viene del misterio de la reproducción, de la época en la que el cuerpo de la mujer aparecía como provisto de una fuerza mágica capaz de producir la vida, fuerza que le era negada al hombre (cuando el ser humano, por supuesto, no tenía conocimiento consciente de la relación entre la unión sexual y la reproducción). La lucha contra esa naturaleza indómita se habría identificado con la lucha del Dios Padre, del Principio Masculino, en contra de la Diosa Madre, la temible Naturaleza indómita. Constituyó tal vez una respuesta disociada pero, digamos, "necesaria" para la supervivencia de la especie. Hilton nos dice: "Es análogo a una defensa caracteriológica que evoluciona en nuestra edad temprana: inevitablemente, en la medida en que crecemos y maduramos, lo que era un mecanismo de supervivencia se transforma en su contrario y la amenaza".

 

Nos dice Penélope Young, "el avance tecnológico, característico de la civilización patriarcal ha traído consigo, irónica y felizmente, los medios para terminar finalmente con el sufrimiento humano... El hecho de que yo, como mujer, pueda estar sentada ahora escribiendo éste ensayo (con la ayuda de una increíble extensión de la consciencia llamada computadora), en lugar de criar hijos interminablemente, de fregar ropas sucias a mano, moler granos, traer agua, atender el fuego, gastando cada una de mis horas de vigilia en lucha por la supervivencia, es en gran parte el resultado del impulso al desarrollo del patriarcado.... Gracias Padre!... El patriarcado no es el problema es la mitad de la respuesta" (6).

 

Las mujeres están tan afectadas por esta escisión como los hombres; ellas también están alienadas de su naturaleza (su propio lado femenino),... y también para ellas se abren las nuevas esperanzas. Lowen dice que el temor y bloqueo inconsciente más grande de las mujeres para reunirse con el poder asombroso del "principio femenino" (naturaleza) es el temor a quedarse solas, de ahuyentar al hombre. Para el hombre el temor a rendirse ante su propia naturaleza, el "principio femenino" viene del temor a perder su poder (temor a la castración y a ser absorbidos), por lo que mantiene su rigidez y posición dominante. Por eso, nos dice Lowen, necesitamos enfrentar nuestros temores, unir el ego al cuerpo, la razón a los sentimientos, el control a la espontaneidad.

 

¿Podremos ya dejar de decir que la naturaleza representa lo femenino? ¿Podemos dejar de decir que la intuición es un rasgo "femenino"? ¿Podemos reconocer que la vulnerabilidad es una realidad para ambos sexos? Es que la Tierra, la Naturaleza no tienen cromosomas XX ni XY. En un sentido opuesto, mi cuerpo, cuyas células tienen, hasta la última, los cromosomas XY, tiene un hemisferio derecho en mi cerebro que tiene que ver con mis emociones, con mi intuición, con mi fantasía (y las im genes que alberga las producen neuronas que tienen todas cromosomas XY). Mi corazón XY siente amor y dolor, coraje y fuerza de voluntad, tanto como el de una mujer, ... y produce corazonadas (intuye). Mis lágrimas las producen glándulas lacrimales cuyas células tienen todas varoniles cromosomas XY.

 

En la medida en que nos arraigamos mejor en nuestros sentimientos, en nuestro cuerpo, en la medida en que nos poseemos mejor a nosotros mismos, aprendemos a expresarnos mejor, más apropiadamente, menos escindidos, menos temerosos de nuestra naturaleza, tanto hombre como mujeres, lograremos acercar lo femenino y lo masculino (obviamente, sin que podamos jamás eliminar, las diferencias genéticas que determinan los cromosomas XX y XY, et vive la difference!).

 

Parafraseando a Virginia Wink Hilton (10) (que olvidó la palabra procreación), nos atrevemos a decir (Las palabras en negritas en este párrafo son añadidos míos):

 

El espacio en el que en última instancia podemos experimentar la curación de la escisión es en el amor y en su expresión sexual (y procreativa), ese regalo de la naturaleza, que la vida no siempre lo permite. En ese espacio, los principios pueden unirse en nuestro interior. En ese espacio tenemos que rendirnos primero a nuestros cuerpos y luego a otra persona (... y conectarnos con el sentido de la recreación  y de la procreación de la vida). Ahí sentimos a la vez nuestro poder y nuestra vulnerabilidad, nuestra soledad y nuestra conexión, nuestra separación y nuestra unión (nuestra limitación y nuestra continuidad).

 

"El hombre ya no se siente castrado; la mujer ya no se siente sola. La unión del Ego y del Cuerpo, y su expresión en el amor, es la base para la curación de la escisión entre los principios masculino y femenino, y a partir de la cual podemos hacer todos los esfuerzos posibles para curar al mundo en que vivimos. La solución de la escisión está en el cuerpo." (10)

 

En pocas palabras, busquemos una salida basada en lo que Boadella llama el poder del amor...  comenzando por respirar armónicamente, con un movimiento abdominal y torácico ondulante, armonioso....

 

 

 


 

REFERENCIAS

 

(1) VALLEJO, César,               "Poemas en Prosa/Contra el Secreto Profesional" Obras Completas Ed LAIA 1977

 

(2) BOADELLA, David,          "Lifestreams: An Introduction to Biosynthesis" 1987

 

(3) BOYESEN, Gerda,             "Entre Psyche et Soma"

 

(4) KIMBRELL, Andrew,         "A Time for Men to Pull Together" UTNE Reader, May June 1991

 

(5) Ed. CUANTO,                    "PERU EN NUMEROS, 1992"

 

(6) YOUNG, Penélope,            "Right Feeling: Doorway to transformations" Energy and Character: The Journal of Biosynthesis, April 1992

 

(7) LOWEN, Alexander,          "Some Notes About Cancer" The Clinical Journal of the International Institute of Bioenergetic Ana-lysis, Vol 3 Num 1, 1987

 

(8) SANDERS, Scott R.            "The Men We Carry in Our Minds: and how they differ from the real lives of most men" UTNE Reader, May June 1991

 

(9) SCHOR, Juliet B.                "Workers of the World, Unwind" Technology Review Nov/Dic 1991

 

(10) HILTON, Virginia W.       "On Uniting the Femenine and the Masculine" The Clinical Journal of the International Institute of Bioenergetic Ana-lysis, Vol 3 Num 1, 1987

 

(11) KELEMAN, Stanley         "Emotional Anatomy" Center Press, EEUU, 1984

 

(12) LOWEN, Alexander         "Bioenergética" Editorial Diana México 1977

 

(13) LOWEN, Alexander         "Narcicism, denial of the true self" Collier Macmillan Books, 1985 Londres

 

(14) EIELSON, Jorge Eduardo "Noche oscura del cuerpo" Jaime Campodónico Editor, Lima Perú, 1955

 

(15) WHITMAN, Walt             "Canto a mí mismo"

 

(16) MELTZOFF, Judith          "A Woman Therapist in a Woman's Body" Volume 19, N. 2, Agosto 1988

 

(17) MARX, Karl                     "Grundrisse: Foundations of the Critique of Political Economy (Rough Draft" 1939

 

(18) PEREZ, C. FREEMAN, C. "Technical Change and Economic Theory" Science Policy research Unit, England, 1988

 

(19) PEREZ, Carlota                 "Las Nuevas Tecnologías: Una Visión de Conjunto" En La Tercera Revolución Industrial, Argentina 1986