domingo, 6 de septiembre de 2009

29. LAS COSAS QUE HAY QUE CAMBIAR

Hace ya un tiempo que acepté que – tal como dice Anaïs Nin - yo no veo las cosas como son, realmente; las veo como yo soy. Hace ya un tiempo algún abuelito sabio nos dijo: “todo depende del color del cristal con que lo mires”... Es decir, tengo que aceptar que lo que yo veo en la realidad, está siempre teñido de supuestos míos, de preconceptos míos, de ideas sólo parcialmente ciertas. Es por lo mismo muy importante que, junto con otros hombres, aprendamos a elucidar qué es la “realidad” de la masculinidad. Juntos aprendamos a develar, al menos en parte, la falsa realidad que percibe la mayoría de mujeres cuando dicen: “los hombres son así”, con resignación. También es importante darse cuenta de que nosotros nunca vamos a ver a las mujeres “como ellas son”, sino “como nosotros somos”, lo que implica no sólo sesgos, sino la inevitabilidad de las dificultades de la comunicación. Este no es una invocación pesimista, sino un llamado a enfrentar las dificultades con fuerza y realismo. Los comentarios resignados que dicen: “es así”, “así son las cosas”, “hay que aceptarlo”, terminan reduciéndonos a reacciones espontáneas de fastidio frente a supuestas “limitaciones que hay que aceptar”. Esos comentarios no nos dan el espacio para respuestas responsables, conscientemente asumidas, que se hagan cargo de la comunicación compleja que a veces necesita del conflicto, del buen conflicto sincero. No temas entonces las situaciones en las que tienes que ventilar con tu pareja, tu manera de ver la vida, en cualquiera de sus detalles, partiendo de reconocer que la comunicación real y profunda entre los géneros es difícil, pero no imposible y que es sumamente importante. Palabra de hombre.

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