jueves, 24 de septiembre de 2009

40. APRENDIENDO A SER AMADO

Recién estoy aprendiendo a ser amado. Te sorprenderá esa frase. Creo desde hace tiempo que podía decir que sé amar, pero no sabía lo suficiente acerca de la ciencia y el arte de cómo ser amado. Eso va bastante más allá de la actitud pasiva de quien le resulta fácil tan aceptar ser amado. No hace mucho aprendí a separar y diferenciar "ser necesitado" de "ser amado". Bueno, eso fue complicado pero me dio una libertad inicial muy importante. Luego creo aprendí algo de la diferencia entre "ser criticado" y "no ser amado", ¡cosa difícil! Sobretodo cuando uno es el objeto de la crítica. Como creo que yo no critico a los demás, me resultaba difícil recibir la critica como algo natural... Aprendí también, poco a poco, que el desacuerdo no es sinónimo de desamor, que uno puede estar de acuerdo en estar en desacuerdo, y que es muy liberador el no tener que estar de acuerdo para sentirse bien,... ¡descubro así otra manera de celebrar las diferencias! Estuve aprendiendo igualmente que pueden molestarse conmigo y que no pasa nada, ya que entendí que tengo que frustrar, inevitablemente, a los demás, por una ley de la vida: ya que, obviamente, ¡no soy nada, pero nada, perfecto!! Por el contrario, estoy lleno de imperfecciones frustrantes para mi mismo, ¿¡cómo no frustrar a los demás!? Ahora creo tengo que aprender que me puedo molestar y que eso puede ser bueno, que sirve para poner límites y ayuda al otro u otra a centrarse, a contenerse, a suspender algo... Y me resulta difícil, porque tengo un alma fanáticamente contemporizadora... ¡cosa terrible! Bueno, pero tengo que seguir aprendiendo, ¡cosa difícil! Palabra de hombre.

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