jueves, 21 de mayo de 2009

3. LA VERGÜENZA DE LOS HOMBRES

Muchas veces he tenido momentos de silenciosa comunicación entre hombres, a veces en medio de bulliciosas reuniones de mujeres que se sienten, con todo derecho, emancipadas. Es un momento, en que nos decimos entre nosotros, mayormente sin palabras, que es muy bueno ser hombre. Lo extraño es que parece que tenemos que decirlo con cierta vergüenza, con cierta clandestinidad, como si quisiéramos que nadie nos escuche. Si decimos que estamos orgullosos de nuestro género pareciera un insulto a algunas mujeres, felizmente no a todas, ni siquiera a la mayoría. Creo que es la secuela de un cierto feminismo a ultranza que se opuso a los hombres, que amenaza criar a sus hijos varones como hombres blandos, castrados, como hombres que se disfrazan de una falsa feminidad de donde surge un hombre debilitado y feminizado. Los hombres tenemos que recuperarnos y borrar esa imagen devaluada de lo masculino. Obviamente no es sólo ese cierto feminismo lo que nos ha hecho daño. También nos hemos hecho daño nosotros mismos. Palabra de hombre.

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