miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL UMBRAL FRENTE A LA “SINGULARIDAD” DE LA INTELIGENCIA HUMANA
Sergio Barrio Tarnawiecki

Estamos sin lugar a dudas frente a un proceso sin precedentes en la historia de la humanidad. Se trata del proceso de cambio tecnológico-científico caracterizado por la inmensa dificultad para poder entender, ni siquiera suponer o imaginar, lo que va a ocurrir con el género humano en un futuro muy cercano, de acá a sólo unos 30 a 40 años. Ya no se trata de ciencia ficción sino de una realidad inminente inimaginable. Veamos algunas de las razones, o veamos algunos hechos, que nos permitan atisbar este horizonte portentosamente inimaginable:
·       Los sistemas de intercomunicación entre personas crece exponencialmente en su capacidad y se desarrolla vertiginosamente, y lo mismo ocurre en el sistema de intercomunicación mundial entre cosas y máquinas.
·       Los sistemas de transporte se vuelven cada vez más eficientes y van dejando atrás la necesidad del control humano, apareciendo ya la posibilidad efectiva de sistemas de transporte aéreo, naval y terrestre totalmente automático.
·       La fabricación de objetos de cualquier naturaleza se puede dar ya de manera automática, desde los nano-objetos, nano-robots, hasta máquinas, y materiales nuevos que pueden ser construidos a diseño, sin problemas de escala, de materiales, de procesos de manufactura, o ensamblado, ni de acabado, ni traslado, ni empaque.
·       La producción de bienes y servicios se da cada vez más por intervención de robots y de robots que fabrican robots, diseñados por sistemas que se diseñan y mejoran a sí mismos.
·       Por otro lado, ya desde hace un tiempo, hemos logrado crear vida artificial y se está trabajando sistemáticamente en esa tecnología.
·       La llamada Inteligencia Artificial (AI) se desarrolla vertiginosamente, y ya existen sistemas inteligentes que se mejoran a sí mismos, lo que resulta en un crecimiento exponencial asintótico hacia el infinito, es decir, realmente sin límites, y que ya han superado en muchos aspectos a la inteligencia humana y la van a superar.
·       De acá a máximo 20 años habremos logrado hacer una “ingeniería inversa” completa del cerebro humano. Es decir, podremos reproducir hasta el más mínimo detalle la estructura y el funcionamiento del cerebro humano, eventualmente hasta el punto de poder construirlo.
El conjunto de cambios como los que he nombrado (son muchísimos más), tienen un efecto sinérgico poderosísimo, hasta el punto de que nos resulta difícil y en realidad imposible prever o imaginar qué es lo que va a ocurrir en sólo algunas décadas.
De ahí el símil con el fenómeno de los llamados “agujeros negros” del cosmos. Sabemos que nada puede salir de un agujero negro porque ahí la gravedad es infinita y la masa es infinitamente creciente, el volumen es cero y las leyes de la física cambian radicalmente en su operación.  No sale información alguna de un agujero negro. Sólo sabemos algo de lo que puede estar ocurriendo adentro en la medida en que vemos qué ocurre con las sub-partículas  en las que se desdobla la materia que es atraída irresistiblemente al centro del agujero negro. A cierta distancia del agujero negro las partículas que son arrastradas a su centro son atraídas con tal fuerza que se desintegran en sub-partículas y estas caen o se alejan, polarizadas y son repelidas en dirección opuesta al centro del agujero negro o formando haces energéticos de rayos gamma y similares a lo largo de un eje del plano de rotación de las partículas que caen. Lo que ocurre adentro es lo que se llama “singularidad gravitacional”.
El agujero negro es la metáfora para hacer referencia a la dificultad absoluta para poder entender e imaginar qué es lo que va a ocurrir más allá del “horizonte de eventos” hacia la “singularidad” de la inteligencia humana, entre los años 2020 y 2045. No sabemos qué es lo que va a ocurrir, sólo podemos intuirlo en base a lo que está pasando ahora con nosotros, en la medida en que estamos cayendo en ese agujero negro del salto a la superinteligencia.
Esto nos obliga a reflexionar sobre aquello que llamamos "inteligencia". Si la concebimos como una capacidad para crear nociones abstractas y asociarlas a juicios y raciocinios", llegaremos a conclusiones muy diferentes que si la concebimos como un fenómeno de la naturaleza que INTEGRA sentimientos, valores, con reflexiones, memoria, sensorialidad, espiritualidad (trascendencia), y mil aspectos más. A la David Bohm (en uno de sus preciosos libros: no recuerdo si en "On Dialogue" o en "The Implicate Order"), deberíamos usar un verbo en lugar de un sustantivo: "inteligenciar", o "inteligentativo"). Este proceso "inteligenciante" o "inteligenciativo", está guiado por un espíritu, el espíritu humano (no me refiero obviamente al alma extracorpórea de otra vida), el mismo que construye ideas, imágenes, reflexiones, asociaciones, intuiciones, decisiones, consciencia plena, etc., relacionadas entre sí a través de emociones, sentimientos, los mismos que viven en seres sintientes como nosotros, con una capacidad perceptual y con el don de poder amar.... y odiar, etc., para estar y entender al mundo, sobrevivir en él.
Este proceso se construye en el ser humano y es un proceso que evoluciona... ¿Porqué  habríamos de temer a un proceso integenciante o inteligenciativo de esa naturaleza? El temor reside en que el proceso necesita de un direccionamiento ético, pero no podemos saber qué es lo que tenemos que direccionar..
Evidentemente el ser humano puede hacer las cosas más terribles, tanto como las cosas más sublimes.... y evoluciona en ambas direcciones a la vez... Pero sospecho que el "inteligenciar" más poderoso es el INTEGRATIVO, es decir el que integra todos los aspectos que he mencionado, desde la percepción inteligente hasta la inteligencia espiritual, y no el DISOCIATIVO que los separa y contrapone. Lo que INTEGRA es más poderoso que lo que FRAGMENTA. ¿Es posible entonces una guía ética, un  proceso "eticativo" (para usar nuevamente el verbo en lugar del sustantivo), un espacio para  la construcción de un sentido y un destino cotidianamente recreado en medio de este proceso inconcebible?.... ¿O estoy cayendo en un “wishfull thinking°?)

No podemos estar fuera ni lejos de estos procesos tecnológicos que conducen a este “horizonte de eventos"... Sólo estando muy cerca de podremos avizorar qué hay del otro lado.... el de “gravedad infinita, sin tiempo y de volumen cero de la singularidad” como metáfora de la “superinteligencia” humana al que vamos... y sólo así podemos encontrar las conexiones posibles con ese futuro inevitable e inminente, algo así como las “supercuerdas” que nos conecten y nos permitan definir qué es lo que ahí queremos que ocurra... y no dejarnos caer ciegamente arrastrados por la “supergravedad” de los procesos tecnológicos.

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