jueves, 8 de octubre de 2009

45. LA FELICIDAD NO VIENE SOLA

La felicidad no viene sola - nos dice el Dalai Lama -, es el resultado de tus acciones. Efectivamente, la felicidad la construimos, no es un don gratuito de la vida. Frente a cada situación que la vida te brinda hay un desafío: o decides recibirla con miedo, con dudas, con reservas, con desconfianza, o la recibes como viene, aceptándola y descifrando qué hacer para convertirla en algo bueno para todos y para ti mismo, evitando los conflictos y sufrimientos innecesarios y construyendo el bienestar. De ti depende. Por eso la felicidad necesita de tu lucha cotidiana, de tus esfuerzos y no admite el descuido, la dejadez. La verdadera felicidad no viene de la flojera, del desinterés en la vida, de la desidia, del acomodo ocioso a los límites, aparentes o reales, que se presentan siempre. Los hombres tenemos una responsabilidad particular frente a esta construcción de la felicidad. Nos toca una función muy especial: transmitir a nuestros hijos e hijas un mensaje de seguridad y confianza que equilibre la natural protección, a veces muy ansiosa, que le brindan sus madres. Cuando nuestros hijos tienen una pequeña herida les decimos, al tiempo que los lavamos y curamos, que no es nada, que va a pasar pronto, que sigan jugando, sabiendo nosotros que sus heriditas son sólo señal de que han jugado en libertad y sin miedos. Habrán aprendido así, una pequeña lección de cómo se construye la felicidad,… sin siquiera darse cuenta. Palabra de hombre.

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