LA RAZÓN DE LA
SINRAZÓN
LAS RAZONES DE LAS SINRAZONES
La Razón contemplativa,
la Razón divina, la Razón práctica, la Razón instrumental, la Razón histórica,
la Razón práctica, la Razón crítica,la Razón espiritual, la Razón comunitaria…
o la Razón de la Nueva Utopía, son algunos de los personajes de un teatro de
ficción o teatro ficticio que escribí. Es una fantasía sobre las maneras de
pensar como si fueran personas. … literalmente, .... filosofías personificadas, dialogantes.
Y tratando de poner en
claro que todos esos personajes son coetáneos, conviven en la misma época en un
mundo en el que comparten angustias, alegrías, posibilidades, problemas y
respuestas. Se me ocurrió que podía dejar al lector que elija entre dos
conclusiones: la que no hay respuestas y la de una repuesta que sería el
sentido común que nace de todas ellas.... La idea nació conversando con
Alejandro (a quien no le gusta mucho la idea) e inspirada en …
Es que en realidad el
"sentido común" que, por definición, manda entre la mayoría, ha sido
construido a través de toda esa trayectoria de siglos del pensamiento y no ha
resuelto nada aún, a juzgar por las guerras y la crisis humana y climática que
sufrimos.
Y por si acaso, la
palabra "Razón" la reconozco como de doble personalidad, o es
esquizoide, puesto que tiene un lado que se refiere a "causa"
("esto se explica por tal razón") y otro a "motivo o
finalidad" ("deseo esto por esta razón o hago esto porque quiero
esto")
Lo primero parece más
objetivo y lo segundo más subjetivo... ¿O es al revés?
En todo caso, lo segundo
se parece más a lo que era tan importante para Marx: NO SEPARAR NI EN EL
PENSAMIENTO NI EN LA PRAXIS, EL LADO OBJETIVO ACTIVO DEL LADO SUBJETIVO.
Imagino que la capacidad de ver el pasado y el futuro, amén de la
posibilidad y placer de la contemplación pura del presente, generó preguntas
pre-verbales obvias entre los Homus y las muchas variantes de los seres humanos
que seguimos descubriendo cada día: ¿De donde surgió todo esto y adonde va?,
mientras disfrutaban momentos de pura contemplación (que dicho sea de paso para
la Inteligencia Artificial no existen).
Naturalmente el humano pensó en algo para el "después" y se preguntó sobre el
"antes" y le debe haber nacido la noción de continuidad, del tiempo y
de lo eterno. Estas ideas vagabundas son obvias ahora, pero debe haber
necesitado muchos años, tal vez siglos, a los humanos para tener clara la idea,
así como le costó entender el “cero”. Pero vamos a otra parte esta mañana.
No encuentro mejor palabra pero imagino que todo ello constituía una forma
de contemplación y tal vez de primigenia reflexión, sobre su existencia. Una
"razón" en tanto "motivo", “origen”, de un
"sentido", una sensación, antes de que existiera ninguna
sofisticación en su lenguaje.
Preguntas primigenias ¿no sería posible?
Solo contemplar el cielo
producía angustia a mi padre a la vez que fascinación, con las secuencias de
ritmos evidentes.
Esta larguísima etapa me
gustaría llamarla la de la razón
contemplativa, cuna de lo que sería el lenguaje.
Creo que la razón contemplativa atañe al gozo y al temor de la vida, a lo
que puede experimentar, sentir e imaginar un ser que está en el trance
histórico de la creación del pensamiento y luego de la palabra, de una cultura,
situado de manera sintiente frente al universo en cualquiera de sus momentos,
dimensiones o formas. Una puesta de sol, la mirada de un recién nacido, la
música de la voz y de los sentimientos.... el rugido o el silencio de un predador.
Y creo que al igual que los animales piensan y no hablan, el ser humano pensó y
sintió antes de hablar.
La palabra "razón" que quiero introducir tiene el significado de "causa", como determinación. Pero por otro lado de
motivación, la "razón de existir". La primera acepción de la palabra
enfatiza lo objetivo. La segunda lo subjetivo. Pero ambas nociones están
contenidas en la misma palabra y está presentes en la experiencia primigenia.
Y esta especulación atañe
a una etapa de la vida de los homínidos en la que recién comenzaba a aparecer
el lenguaje, la etapa que, abusando de Lacan, llamaríamos la etapa histórica de
“lalangue”, es decir del emotivo balbuceo que antecede al lenguaje en los niños.
En algún momento el ser humano ya no sé si el Neanderthal o los homínidos
de los últimos cientos de miles de años, comenzaron a tratar de entender lo que
ocurría para sobrevivir, Lo que tanto movilizaba reflexiones, sentimientos y
emociones intensas que acompañaban silenciosamente su experiencia en cada
instante, urdieron, siglo tras siglo, un lenguaje que buscaría nombrar todo,
incluyendo la razón misma.
La religión debe haber nacido ahí mucho antes de la palabra. Me atrevo a
imaginar que los habitantes de las noches y del miedo a la muerte poblaron sus
cabezas con seres “a imagen y semejanza” a los del mundo real, que aportaban
razones para el miedo o soluciones, o simplemente fantasías con o sin historia.
Quizá ahí surgieron ideas de que esos seres existían en la realidad e incluso
brotaría la idea de una explicación de todo y de una vida eterna después de la
muerte. Imagino lo que ocurriría en el pensamiento de un shamán de la selva
peruana, miles de años atrás, cuando en medio del hambre comió ramas y hojas de
Ayahuasca, hongos deliciosos y flores del que ahora llamamos Floripondio y
ellos llaman Toé y su pensamiento se llenó de imágenes tal vez fascinantes, tal
vez aterradoramente realistas.
Pero creo que en el ser humano no hay razonamiento desde el principio. Hay
propiocepción, intensas experiencias somatosensoriales pero la reflexión se
vino formando paulatinamente hasta que ya fue un salto. Es probable que sea
todo un período de contemplación pasiva sin reflexión sobre sí misma. Un darse
cuenta sin nombre, sin nombrarse a sí misma, una protoconsciencia. Pero que
está presente en todos sus actos.
Muchos siglos y milenios han pasado creo en ese proceso pero creo que ese
es el origen de la religión y de la filosofía.
Es un período muy largo cuyo proceso no estoy en condiciones de elaborar
sino de esta forma especulativa. Esa preocupación humana acuna lo que creo es
la construcción de una razón moral
basada en la contemplación y en la experiencia que va más allá de las
explicaciones sobre el origen de las razones y busca una armonía en la vida,
unas definiciones de códigos de conducta, una ética, la razón de la vida, una manera de vivir en
comunidad, un modelo de intersubjetividad, unas normas que cuiden de la vida en
común, constantemente amenazada y un sentido para las mismas explicaciones.
La razón contemplativa junto con
la razón moral construye así las
religiones que elaboran la razón divina.
Pensamientos cada vez más complejos y densamente poblados de imágenes
deseadas o temidas e ideas a "imagen y semejanza" de su misma vida
que no solo la “explican” sino que buscan darle un motivo y una dirección
(ética) para orientar la existencia.
Posteriormente, la preocupación por la verdad
del pensamiento de una u otra religión o del pensamiento en general, nos lleva
a cuestionar que se pueda deducir la verdad de una idea a partir de otra idea y
que la verdad necesita además alguna evidencia, ser demostrada por la práctica
y asi nace la razón empírica, la razón práctica.
Pero ahí se complica la historia porque no es nada fácil apoyarse
simplemente en la aparente evidencia de un pensamiento, e incluso en su
demostración práctica, empírica y menos de una creencia, sobre todo cuando el
poder quiere y necesita tener siempre la razón. De ahí viene lo que la Escuela
de Frankfurt bautiza y denuncia como la razón instrumental: "si me
conviene es verdad”, principio que sustenta la filosofía del pragmatismo. Se
abre así una larga etapa en la que aún estamos inmersos.
Frente a la nueva razón así manejada, surge la reflexión que observa que no
siempre fué así y que nada nos dice tampoco que así será siempre. Y viene a
sacudir los púlpitos, podios y poderes la razón
histórica. El problema es que aparece con fuerza la idea del progreso, de
la posibilidad que ofrece la evolución del pensamiento y de la ciencia y la
tecnología de mejorar constantemente la vida, ganar una libertad mayor. Esa es
una razón crítica, una razón histórica que se enfrenta a
la razón
instrumental. Ambas razones se enfrentan implacables y aparece un período
sumamente violento en el que el horror del mundo que quiere subsistir en el
poder enfrenta el horror donde se han sumido los que suscribían de cuerpo y
alma lo que la supuesta inevitabilidad histórica les decía que tenían que
hacer. Y la razón instrumental logra
la victoria aplastante del egoísmo, la alienación y la opresión, en base a la
proclama de la utilidad (“es verdad si funciona, si sirve” del pragmatismo) y
más bien la razón histórica sufre
una derrota histórica profundamente desmoralizante por su claudicación ante el
poder abusivo disfrazado que ella misma había tejido con amor (“dictadura del
proletariado”, “centralismo democrático”, “partido de vanguardia”).
Pero viene Quijano y nos dice que esa historia no es la nuestra sino que es
europea y norteamericana aúnque se desarrolla también en América Latina. Pero
que no es africana ni asiática tampoco. En América Latina esa confrontación se
deforma y pierde desde la conquista del continente por Europa y como
consecuencia del dominio del capitalismo para ser convertida en una mitología
supérstite. Esa historia es la de la colonialidad europeo-norteamericana que
hoy domina brutalmente el mundo.
Y nos dice que, en esta etapa histórica en crisis sin precedentes, nace la
necesidad y la posibilidad de otra razón, una nueva utopía que yo quisiera llamar la razón comunitaria, pero no quiero sesgar la imaginación.
Partiendo de lo que nos dice Quijano[1],
la razón autóctona del Ande aporta
el paradigma de la colaboración, la afectividad, la reciprocidad, la
solidaridad, la sensibilidad, la alegría del trabajo colectivo, de la propiedad
personal y colectiva a la vez, bajo un paraguas social y un poder sin Estado,
sin armas, que se opone tanto al abuso de la razón instrumental exacerbada por la colonialidad que acunó el
fascismo y a la arbitrariedad de la razón
histórica pervertida por el estalinismo. Esta razón no surge del vacío sino
en medio del conflicto para sobrevivir de los restos de las culturas nativas y
en el medio dominante de la propiedad privada y del poder con Estado colonial y
luego imperialista.
Otras formas de la razón de la nueva utopía surgen en el Asia, en el África
y en el Medio Oriente, relacionadas con la contemplación, la compasión, la
escucha profunda, la bondad, la plenitud de consciencia, la espiritualidad, la
sacralidad, la no violencia, la hospitalidad y la afectividad incondicional.
Quisiera conocer bastante más esas voces muy claras que no suelen tener mayor conflicto con la religión ni con el ateísmo.
Y a todas luces, no sólo no están en conflicto con los avances tecnológicos y
científicos, sino que parecen contribuir notablemente a favor de los mismos.
No es el mío un sueño de la utopía anarquista, ni un romanticismo ingenuo,
ni una nostalgia costumbrista. El mundo es hoy demasiado complejo y no sabemos
adónde vamos a ir. Pero sí sabemos que queremos poder construir un mundo mejor
y con sentido, muy diferente al que hemos construido hasta ahora y esto nos
exige revisarlo todo a fondo…